La Agencia Espacial Europea acaba de respaldar fuertemente el programa ExoMars, al asignarle un presupuesto de 850 millones euros. El programa, que consiste en dos misiones robóticas al planeta Marte en 2016 y 2018, se enmarca dentro del acuerdo de cooperación que esta agencia ha firmado con la NASA. El objetivo final del programa es obtener muestras del suelo marciano (y traerlas a la Tierra).
ExoMars, el proyecto desarrollado por la Agencia Espacial Europea (ESA) y la agencia estadounidense NASA, que tiene como objetivo enviar (entre otras cosas) dos exploradores móviles a Marte, está de parabienes. Las naves robóticas (rovers), que efectuarán la búsqueda de posible vida en Marte -tanto pasada como presente- y la misión misma forman parte del Programa Aurora Europeo, y se supone que tendrá un costo de 1.200 millones de euros. Las buenas noticias son que la ESA (La Agencia Espacial Europea) acaba de asignarle una partida de 850 millones de euros, lo que prácticamente garantiza que los plazos estipulados para las misiones se respetarán.
El plan, al menos hasta hoy, consiste en dividir los componentes de la misión en dos lanzamientos. El primero de ellos tendrá lugar en 2016 y el otro dos años más tarde, en 2018. El lanzamiento efectuado en 2016 serviría para colocar en la orbita de Marte al satélite europeo Trace Gas Mission (TGM) y un aterrizador fijo llamado Entry, Descent and Landing Demonstrator (EDLD) sobre la superficie marciana. Tanto el satélite como la sonda serán fabricados por la ESA. El segundo lanzamiento tendría como objetivo llevar al planeta rojo dos exploradores robóticos móviles, similares a otros “rovers” que ha enviado la NASA antes. Estos robots son el rover europeo ExoMars y el rover estadounidense Mars Astrobiology Explorer-Cacher (MAX-C). Hay varios puntos de la misión que aún deben ser analizados por los ingenieros, pero la idea es que las muestras recogidas por el rover de la NASA posteriormente sean recogidas por un vehículo de mayor tamaño para que las envíe a la Tierra.
Con estas ambiciosas misiones, las agencias espaciales pretenden aprender más sobre las características biológicas y ambientales de Marte, para facilitar las siguientes misiones robóticas y tripuladas a ese planeta. Los datos recogidos sin dudas proporcionarán también una incalculable cantidad de datos útiles para la investigación astrobiológica, es decir, la búsqueda de la vida en otros planetas. También serán un inestimable “ejercicio tecnológico” para ambas agencias, ya que deberán diseñar y construir vehículos capaces de entrar a la atmosfera marciana, aterrizar de una sola pieza, recorrer su superficie y luego despegar nuevamente para traer a nuestro planeta las muestras recogidas –algunas desde más de dos metros de profundidad-. Si todo sale bien, dentro de unos 10 o 15 años podremos finalmente ver y analizar el suelo marciano en casa.