A pesar de que el diseño del cuerpo humano es sumamente eficiente, tiene infinitas limitaciones. Ningún robot, por sorprendente que sea, es capaz de moverse o sentir su entorno con la precisión y simpleza que lo hace un humano. La forma en la que obtiene su energía y la manera en que la administra es realmente sorprendente. Pero hay retos que nuestro cuerpo no puede superar. Solo podemos cargar determinada cantidad de kilos, o correr durante un tiempo limitado a una velocidad dada.
Es cierto aquello de que la mayoría de los inventos surgen como una necesidad militar. El ordenador que estas utilizando para leer esto es el descendiente directo de los ordenadores desarrollados para calcular trayectorias de morteros hace décadas atrás. Hoy el ejército se está centrando en mejorar el rendimiento de su máquina más preciada: el cuerpo de sus soldados. Es muy probable que en más de un laboratorio se hayan probado decenas de cocteles de drogas capaces de mejorar el rendimiento físico de los marines, y que más de una empresa haya presentado armas robóticas. Pero ninguno de los dos caminos ha prosperado.
Se puede estimular a un soldado para que avance con su pesada mochila a cuestas durante horas, pero tarde o temprano caerá rendido por el cansancio. Y ni siquiera el robot más inteligente tiene chances de sobrevivir en un enfrentamiento armado en medio de una selva frente a adversarios humanos. Así que los muchachos de DARPA (Defense Advanced Research Projects Agency , de los EE.UU.) se pusieron a pensar la manera de obtener lo mejor de ambos mundos: los “músculos” de un robot, controlados por un cerebro humano.
Dado que la tecnología disponible no permite crear algo parecido a “Robocop”, la solución al problema es la utilización de exoesqueletos. Un exoesqueleto es una especie de traje que en el que se mete una persona, y copia sus movimientos. El traje dispone de una serie de motores y articulaciones que pueden reproducir los movimientos que realiza el usuario, pero con más fuerza o durante más tiempo. Los resultados (y a veces la apariencia) son muy similares a los que se obtendrían utilizando un poderoso e inteligente robot. O superhombre dotado de gran fuerza, velocidad y resistencia.
DARPA ha destinado un presupuesto de U$S 50 millones para un proyecto conocido como "Exoskeletons Human Performance Augmentation". Los resultados que buscan conseguir incluyen no sólo el incrementar la fuerza y la velocidad de los soldados, si no también permitirles cargar con armas más grandes, proporcionarles un mayor nivel de protección contra el fuego enemigo o ataques químicos. Además, permitirá a sus usuarios permanecer activos durante más tiempo y llevar más alimentos, municiones y suministros sobre cualquier terreno. Los exoesqueletos también podrían ser programados para llevar a los soldados heridos de regreso a la base por sí mismos.
Dentro del programa de DARPA se contempla la solución a problemas como la dependencia de combustibles químicos o fósiles por parte de estos trajes. Uno de los diseños más avanzados es el propuesto por la empresa estadounidense Sarcos, cuyo exoesqueleto robótico es capaz de convertir cualquier persona en un superhombre capaz de levantar pesos increíbles sin transpirarse. Algo de ello puede verse en el video que acompaña este artículo.
Según puede leerse en diferentes partes de prensa, un soldado equipado con un traje de este tipo puede hacer ejercicios con pesas de más de 120 kilos de peso, repitiendo más de 500 veces la rutina sin cansarse. De hecho, se detienen por el aburrimiento que supone el repetir tantas veces el mismo movimiento y no por el agotamiento muscular.
A medida que pasa el tiempo, la capacidad de este tipo de traje aumenta. Los modernos existentes son capaces de “caminar” 200 kilómetros sin repostar, funcionar a alturas de hasta 8000 metros sin problemas, son inmunes al agua ya la tierra, y resisten disparos de varios tipos de armas sin inmutarse. El futuro parece ser aun más impresionante. Se supo que entre las características de los próximos modelos se incluye la posibilidad de que el soldado salga del traje para realizar algunas tareas mientras que el exoesqueleto lleva a cabo otras.
Tal como ocurrió con los ordenadores, seguramente estos trajes llegaran al público civil, beneficiando a todos aquellos que realizan tareas que requieren gran esfuerzo físico, a los ancianos que tienen dificultades para desplazarse o a los discapacitados motores. Quien sabe, quizás lleguemos a ver operarios manejando bultos tal como lo hacía a teniente Ripley en “Aliens, el regreso".