ExcellBook: Facebook de incógnito

He aquí todo un dilema: Para los empleados, Facebook en el trabajo es un hecho. Para los empleadores, resulta un problema gigantesco. Que la red social afecta en cierto grado la productividad de los usuarios, de eso no hay dudas, pero de allí a prohibir el acceso por completo en el lugar de trabajo, hay un trecho muy largo. Si la vigilancia en tu lugar de trabajo es más “a la vieja usanza”, con un supervisor mirando por encima de los hombros de todos, entonces ExcellBook ofrece una solución: Hacer pasar a Facebook por una planilla de Excel.

Antes de Facebook, antes de Twitter, de los “Me Gusta” y los “FF”. Antes de las redes sociales y la interacción inmediata. Antes de todo eso… estaba el Solitario. También el Buscaminas, el Carta Blanca, y cada clon de Tetris que pudiera instalarse. Los tiempos son distintos, al igual que las distracciones, pero el grito despiadado del jefe sigue igual. Aquellos que reconocen la conveniencia de Internet en las terminales también deben rendirse al hecho de que esa conveniencia tiene sus detalles, y que en general afectan la productividad de sus empleados. La otra opción es la mano de piedra, el grito que parece ladrido, el rol de “viejo amargado” o de “bruja miserable”. Convertir la oficina en dictadura también tiene sus consecuencias, pero los empleados tienen sus armas. En ese entonces, era la llamada “tecla del jefe”. Una breve combinación de teclas, y el escritorio de Windows quedaba libre de evidencias relacionadas con el ocio en el trabajo. Otro grito que fue evitado, otra hora apilando corazones.

La historia tiende a repetirse, y Facebook es el principal actor. Regular su uso es muy difícil, casi imposible, especialmente cuando cada vez más empresas buscan una posición en la red social con el objetivo de ampliar su presencia en el mercado. De vigilar el canal oficial de la empresa a colgar vídeos de lolcats hay una pestaña de distancia. Desde Excel y Word, el recorrido es apenas más largo. Pero a mayor nivel de camuflaje, mejores son las herramientas, y así es como encontramos a ExcellBook. En esencia, descargas la aplicación e ingresas a Facebook a través de ella. Una vez hecha la asociación correspondiente, podrás actualizar tu estado y chatear con tus contactos sobre lo que parece ser, al menos desde lo físico, una planilla de Excel. La experiencia ciertamente no es completa como en el sitio oficial, y un ojo entrenado puede detectar la falsificación en pocos segundos, pero los “ojos entrenados” no son muchos que digamos.

La aplicación no es más que una forma de promoción llevada a cabo por la gente de Diesel (jeans, etc.), y su objetivo no es otro más que generar ruido alrededor de la marca para aumentar su exposición. Ahora, llegamos al problema. El problema es que ExcellBook requiere de Adobe AIR, una pesadilla en entornos de ejecución como pocas. Básicamente, tienes que descargar e instalar unos 13 MB en tu terminal de trabajo para hacer funcionar una aplicación de unos 600 KB. Esto, apostando al supuesto hecho de que el adminsitrador de sistema no detectará la instalación de AIR, y de que no afectará otros aspectos del sistema. Fuera de eso, parece razonable, pero estamos seguros de que hay otras alternativas, para ambos lados. Un Alt-Tab preciso puede sacarte de apuros. Un administrador astuto puede bloquear o redirigir Facebook hacia otra parte. Los empleados responden usando un proxy, y el administrador lo bloquea, repitiendo el círculo una y otra vez…