Tenemos tablets y smartphones que siguen aumentando sus capacidades, netbooks utilizándose en los rincones más aislados del mundo, y notebooks con un poder de procesamiento que desafía a las mejores torres del mercado. Los ordenadores portátiles son muy comunes en estos días, pero el camino que han recorrido estuvo repleto de situaciones. Como todo concepto, debió madurar y templarse para llegar a lo que vemos hoy. Muchos modelos mordieron el polvo, mientras que otros saltaron a la fama por mérito propio, o pura suerte. Hoy traeremos a algunos de ellos para ofrecerlos en una galería a todos nuestros lectores.
Los finales de los ‘70 y los comienzos de los ‘80 fueron realmente movidos para la informática. Las empresas interesadas en entrar a este mundo nacían y morían diariamente. La sensación de caos podía sentirse en todas partes, y cualquiera con una muy buena idea podía pasar de programador de garaje a corporativo multimillonario, algo que más allá de la evolución tecnológica, continúa sucediendo en estos días. Pero volvamos hacia atrás. Las consolas de juegos desataron una guerra comercial y detonaron una burbuja económica, la idea de tener un ordenador en casa era un disparate para muchos, y quien tenía algo como un teléfono en el coche era una especie de semidiós. Entonces, imaginen la sorpresa que debe haber causado en su momento el concepto de un ordenador transportable.
Así es, transportable. Ahora hablamos de dispositivos portátiles de forma casual y casi descuidada, pero antes los ordenadores no eran portátiles, sino transportables. “Notebook” era literalemente “libro de notas”, y no un formato dedicado. El comienzo de la historia nos lleva a septiembre de 1975, con el lanzamiento de la IBM 5100 Portable Computer, una mole de 25 kilogramos que lo único que tenía de “portátil” estaba en el nombre. En 1976, se llevó a cabo el desarrollo de una tal Xerox NoteTaker, que nunca salió de la fase de prototipo, y con buena razón. Tenía 128 KB de RAM (¡en 1976!), y un peso de 22 kilogramos. Varias fuentes hablan de un costo estimado de cincuenta mil dólares para este ordenador, pero no todo fue negativo. Algunos aspectos de su diseño fueron aplicados en sistemas posteriores, reduciendo costos, pero lo más importante, haciendo más sencillo su transporte. Desde entonces, la bola de nieve no ha parado de rodar, destruyendo barreras de costo y disponibilidad. “Transportable” generó una bifuración hacia “portátil”, los sistemas se volvieron más pequeños, más baratos, y fundamentalmente más veloces. Y cerrando el párrafo, no habrá mejor referencia visual para nuestros lectores que una galería cronológica con varios modelos destacados de portátiles.