La Unión Europea pretende dar un giro a sus políticas sobre Internet y estudia revisar la normativa sobre las descargas de archivos para ofrecer una alternativa a la piratería. Vista la imposibilidad de frenar el intercambio de archivos mediante técnicas coercitivas, la comisaria de Telecomunicaciones del bloque europeo tiene la intención de comprometerse en la creación de un nuevo marco legislativo que fomente la descarga de películas y música sin caer en la piratería.
Los gobiernos presentan signos de agotamiento al tener que luchar con un monstruo similar a la Hydra mitológica, animal terrible que al que si le cortan una cabeza, aparecen dos. La “piratería” no desciende por muchas medidas legales que adopten para combatirla, seguramente porque la solución no pasa por utilizar medidas restrictivas y dirigidas a mantener el estatus de un modelo de negocio caduco y gastado. Viviane Reding, comisaria de Telecomunicaciones de la UE, así lo ha visto y quiere presentar nuevas leyes que concilien los intereses de la propiedad intelectual y los usuarios de Internet. “Mi principal prioridad es trabajar en un sencillo marco legal para el consumo amigable de acceso al contenido digital en el mercado único de Europa, al mismo tiempo que se garantiza una justa remuneración a los creadores", aseguró la mandataria. También apuntó que “las leyes actuales están mal diseñadas porque parece que obligan a la gente, especialmente a las jóvenes generaciones, a convertirse en piratas de Internet, o a descargar contenido de forma ilegal”.
Basándose en un estudio que indicaba que el 60 % de los usuarios entre 16 y 24 años se había descargado contenido audiovisual en los últimos meses sin pagar, la comisaria dijo que "la piratería en Internet parecen convertirse en algo cada vez más atractivo, en particular para los "nativos digitales". La creciente piratería en Internet es un voto de censura a los existentes modelos de negocio y soluciones legales. Debería ser una llamada de atención para los legisladores", concluye en un seminario organizado por el comité de estudiosos Consejo de Lisboa.
Reding parece comprender con acierto los problemas del enfrentamiento entre la industria cultural y los internautas. Su intención de poner fin a las disputas de un modo amigable y que sea beneficioso para ambas partes suscita el interés de la comunidad digital que espera con impaciencia el resultado de sus gestiones. Como muestra de su compromiso con la generación digital, Reding ha comentado la necesidad de agilizar la digitalización de libros de las bibliotecas europeas y ,además, quiere fomentar los pagos por móvil, entre otras cosas afines a la cultura cibernética. Dice también que quiere dar impulso a las videoconferencias para ahorrar gastos a la Comisión Europea y de paso, dar ejemplo ecológico al evitar inyectar a la atmósfera 22 millones de toneladas de CO2 que se producirían con los viajes que actualmente realizan.
Parece que la señora Reding ha captado lo que significa el Internet para las generaciones futuras y sabe que no puede oponerse al progreso. Quizá Europa despierte de la pesadilla legal a la que le están empujando los fortísimos intereses de la industria cultural. Por lo pronto, la Comisión de Telecomunicaciones posee buenas intenciones con respecto a la resolución del problema. Luego veremos si se corresponde con las medidas finalmente tomadas.
