Después de derrotar a maestros del ajedrez y barrer el piso con los mejores jugadores de Jeopardy! que hemos visto, el desafío más grande para cualquier desarrollo artificial es el Test de Turing, o sea, comunicarse de una forma tal que se lo pueda confundir con un humano. Eugene Goostman, un sistema ruso que pretende ser un pequeño de 13 años, es el primero en lograrlo. ¿Estamos ante una nueva era para la inteligencia artificial?
Era la gran prueba que mantenía a raya a todos los sistemas. El límite esencial que ningún sistema artificial podía superar. Los ordenadores han adquirido una capacidad de procesamiento escalofriante, pero el Test de Turing se presentaba como un rival imbatible, generando admiración y críticas por igual. El 7 de junio es una fecha especial, ya que marca un nuevo aniversario del fallecimiento de ese gigante llamado Alan Turing. De hecho, el sábado pasado se cumplieron sesenta años. Para conmemorar esa trágica pérdida, la Universidad de Reading organizó una nueva sesión del Test de Turing con la asistencia de la Real Sociedad de Londres, en la que participaron cinco programas. Sin embargo, esta vez sucedió algo que probablemente quede grabado para siempre en la historia: Uno de los sistemas pasó el test.
Su nombre es Eugene Goostman, y se presentó como un niño de 13 años viviendo en Odesa, Ucrania. La primera versión de Eugene fue creada en 2001, y existe una versión en línea para chatear, pero en las últimas horas, el acceso ha sido prácticamente imposible. Creado por los rusos Vladimir Veselov y Sergey Ulasen, y el ucraniano Eugene Demchenko (una vez más, ciencia derrota a política), la más reciente edición de Eugene Goostman logró engañar al 33 por ciento de los jueces. Entre ellos se encontraban Robert Llewellyn, de la famosa serie británica Red Dwarf, y Lord Sharkey, quien organizó la campaña para otorgar el perdón oficial a Alan Turing.
¿Por qué están todos tan seguros de la validez del logro? En primer lugar, Eugene se enfrentó a más pruebas de comparación de las que se han realizado antes. Luego, se realizó una verificación independiente de los resultados, y finalmente, no existió ninguna clase de límite en las conversaciones, lo que muchos consideran como un Test de Turing “real”. El detalle de que Eugene se hace pasar por un niño de 13 años no es menor, ya que le permite contar con cierta flexibilidad en sus respuestas: Después de todo, un niño de 13 años no lo sabe todo, y los niños mienten de vez en cuando. Los números están a favor de Eugene, y las autoridades que organizaron el evento, también. El Test de Turing ha caído. ¿Qué sigue?
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