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Estimulación eléctrica del cerebro DIY

Arte, actividad física, desafíos de lógica, ejercicios manuales… hay muchas maneras de estimular el cerebro. Sin embargo, un tal Brent Williams decidió tomar una ruta alternativa, que es la de fabricar su propio estimulador cerebral, basado en electrodos caseros y una batería de 9 voltios. La gente de Wired ha publicado la historia de Williams, en la que también se exploran algunos detalles sobre el avance de esta “estimulación DIY”.

“Hackear tu cerebro”. “Overclocking de la mente”. Parecen títulos ideales para algún número de “Popular Science”, no sólo en temática sino también en edad, porque la estimulación eléctrica del cerebro no es nada nueva. En más de una ocasión hemos escuchado sobre agencias de seguridad y ramas militares experimentando con esta tecnología. Cualquier cosa que sea capaz de potenciar el aprendizaje de un soldado/piloto/ingeniero/lo-que-sea es bienvenida en esos círculos, aún si esto implica cubrir la cabeza de alguien con esponjas. Y exactamente fueron dos las esponjas que usó Brent Williams, director de un centro de tecnología en la educación perteneciente a la Universidad de Kennesaw State. La gente de Wired nos entrega más datos técnicos: Además de las esponjas (humedecidas en suero fisiológico), también usó una batería de 9 voltios, un regulador de corriente, una resistencia variable y un PCB. En total, gastó cerca de veinte dólares, y lleva casi dos años estimulando su cerebro, ahora con un accesorio comercial.

De acuerdo a Wired, Williams habla sobre una “enorme diferencia” en su calidad de vida. Se siente más creativo, más dispuesto a trabajar, y retiene mejor la información. De hecho, Williams comparte con el resto de la Web sus conocimientos sobre “Estimulación Transcraneal por Corriente Directa o Continua” a través de su blog personal. Y lo cierto es que no está solo. Wired menciona a un subreddit con más de cuatro mil personas suscritas, donde intercambian toda clase de técnicas y consejos para ubicar los electrodos en diferentes regiones de la cabeza y obtener nuevos resultados, desde salir de una depresión hasta relajarse. Entre los “evangelizados” por Williams, una mujer menciona que dejó las pastillas antidepresivas después de veinte años. Otro dice que la estimulación eléctrica cerebral lo ayuda con su TDAH (mejor conocido como ADD). Wired no comparte ningún dato específico sobre estos dos casos, pero las declaraciones de gente que se siente mejor están multiplicándose en la Web.

Como era de esperarse, la estimulación eléctrica cerebral ha dado paso a soluciones comerciales mucho más elaboradas y “refinadas” de lo que puede alcanzar el mundo DIY. Foc.us es una de ellas, y ya tuvo su paso por NeoTeo hace casi un año. En aquel entonces, la versión original del Foc.us provocaba puntos blancos en la visión de algunas personas que lo habían probado, y su precio de 249 dólares era un poco complicado de digerir, especialmente cuando hay gente como Williams que construye su propio estimulador por menos del diez por ciento. Aún así, Wired nos recuerda que su primera tanda de tres mil unidades se agotó en cuestión de meses, y sucedió exactamente lo mismo con la segunda. La FDA no ha aprobado el uso de la Estimulación Transcraneal por Corriente Directa en casos como epilepsia o acúfenos, pero sí dio luz verde a sistemas como el antes mencionado Foc.us, y el NeuroStar TMS de estimulación magnética.

El entorno científico está un poco más dividido de lo que creíamos en relación a la estimulación eléctrica del cerebro. El artículo de Wired cita a Vincent Walsh, un neurocientífico de la University College London. En 2010 publicó un trabajo, en el cual destacó que la estimulación cerebral incrementa la habilidad de las personas para aprender nuevos sistemas numerales… y en septiembre pasado se presentó frente a sus colegas para decir que el trabajo era basura. Básicamente, Walsh nos da a entender que la estimulación cerebral está plagada de suposiciones, sentimientos, y el inevitable efecto placebo. Sobre la otra acera aparece el doctor James Fugedy, que ofrece tratamientos de estimulación cerebral (además de someterse él mismo al proceso varias veces por semana), incluyendo todo el equipo necesario y seguimiento vía Skype, por la módica suma de 2.400 dólares. Dos de sus pacientes (sobre los más de 300 que ha atendido) juran que estarían postradas en cama o ahogadas en depresión de no ser por la estimulación cerebral. De momento, la comunidad DIY y la legión de científicos mantienen una delicada tregua.

Los fundamentos son muy fuertes a ambos lados. ¿En qué punto termina la ciencia y comenzamos a creer lo que sea que queremos creer? ¿Pueden estos sistemas superar la resistencia de la piel y el hueso para enviar efectivamente corriente eléctrica a nuestro cerebro? Muchas personas comparan al cerebro humano con un ordenador. Sabemos que podemos realizar cierto overclocking en un ordenador… aunque con un poco de cuidado, y no en cualquier parte. Por otro lado, dolor, depresión, ansiedad… no dejan de ser señales eléctricas. ¿Y si todo lo que se necesita para corregirlas es un poco de corriente externa? Las investigaciones se encuentran en pañales, y no nos debería sorprender si escuchamos más sobre esto en el futuro.

Escrito por Lisandro Pardo

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