Recientemente, un grupo de genetistas ha llevado a cabo una serie de experimentos con bacterias que demuestran que mediante una modificación genética y una dieta adecuada, pueden vivir un tiempo que equivale a 800 años de una persona. ¿Será posible aplicar una terapia semejante en humanos?
No es ninguna novedad aquello de que la obesidad es perjudicial para la salud, y que las personas que padecen sobrepeso ven disminuida, en algún porcentaje, sus expectativas de vida. Pero que restringiendo la cantidad de calorías ingeridas se puedan vivir 800 años, es toda una novedad. Claro que para lograrlo también hay que modificar un par de genes.
En realidad, lo que este grupo de científicos pertenecientes a la Universidad de California de Sur han logrado en concreto es extender la vida de una bacteria, concretamente pertenecientes a las levaduras, en un factor de diez. Esto significa, si lo aplicamos a una persona, que en lugar de esperar vivir 70 u 80 años podría hacerlo entre 700 y 800 años.
Lo bueno de esta noticia es que los investigadores que realizaron el experimento subrayan que la experiencia puede extenderse a los humanos de una manera sencilla, aunque podrian aparecer efectos colaterales. La terapia genética, mediante la cual se modifica algún gen ya se utiliza en algunos tratamientos médicos, y un cambio en la dieta no es algo tan complicado de hacer, sobre todo si la recompensa incluye vivir hasta al año 2700.
El comunicado fue publicado en Plos Genetics. Los científicos intentaran duplicar los logros obtenidos con estas bacterias en roedores. Los genes implicados se conocen con el nombre de RAS2 y SCH9, y se los relaciona con la longevidad y el cáncer.
Valter Longo, uno de los científicos del grupo, explico que además se encuentran estudiando un numero de personas de Ecuador que presentan de forma natural mutaciones análogas a las descritas en la levadura. "Las personas con dos copias de las mutaciones tienen un muy pequeña estatura y otros defectos", dice Longo. "Estamos intentando identificar a familiares de estas personas que posean una sola copia de la mutación, que son aparentemente normales. Confiamos en que muestran una menor incidencia de enfermedades y un largo período de vida."
Hace unos meses, falleció en Ecuador María Capovilla, a la edad de 116 años y 347 días. La francesa Jeanne Calment falleció en 1997, cuando tenía 119 años. Son edades asombrosas, pero de obtenerse algún tipo de terapia derivada de los experimentos de estos científicos, vivir más de 100 años será algo completamente normal.
Longo advierte que, como en el caso de Ecuador, la misma mutación que proporciona la longevidad suelen venir acompañadas de un grave déficit de crecimiento y otros problemas de salud. Esto significa que encontrar drogas para ampliar la duración de la vida humana, sin que posean graves efectos secundarios no será una tarea fácil.