La última generación de consolas Xbox cumplirá cuatro años el próximo 10 de noviembre. Ambos modelos tienen sus puntos fuertes, pero el bajo precio de la Xbox Series S (200-230 dólares usada) le da cierto atractivo. De hecho, cuando la escasez de hardware golpeó más fuerte, muchos usuarios eligieron esta consola para acceder a títulos populares, y otros exploraron su potencial como ordenador de escritorio. Ozi del canal OzTalksHW decidió analizar esa posibilidad recientemente, destacando los aspectos más positivos… y todas sus limitaciones.
Si tenemos que hablar de un «secreto a voces» en la generación actual de consolas, es que su hardware no está a la altura de las expectativas… o al menos transmite esa sensación. Los usuarios piensan en otras resoluciones y otros framerates, pero los números simplemente no son los esperados. Ahora, esto puede parecer contradictorio cuando estudiamos de cerca sus especificaciones: Sin ir demasiado lejos, incluso la Xbox Series S tiene un chip 8C/16T, 10 GB de memoria compartida, y medio terabyte de estado sólido.
Si la comparamos con un ordenador low-end, lo cierto es que la Xbox Series S no suena nada mal, pero la pregunta es: ¿Qué debe sacrificar el usuario para utilizarla como PC? ¿Cuáles son los compromisos más importantes? Ozi del canal OzTalksHW nos ayuda a responder ambas preguntas con su último vídeo:
La Xbox Series S como PC: ¿Buena estrategia, o sufrimiento garantizado?
El primer punto a favor para la Xbox Series S es su precio. Muchas unidades usadas en eBay promedian los 200-230 dólares, y nunca falta la oferta online que vuelve más atractivas a las unidades nuevas. En segundo lugar, la consola no presenta inconvenientes al momento de conectar un teclado, un ratón, y una webcam. Ozi también menciona detalles como la estética (se ve genial en un escritorio), el volumen (no es un tótem gigante), y su perfil acústico.
Por el lado del software, la lista de aplicaciones disponibles en la tienda oficial deja mucho que desear, pero la consola incluye a Edge, y eso permite el acceso a múltiples servicios, desde Google Docs hasta Photopea, pasando por Matlab y GeForce Now. Con la ayuda de esa plataforma, los juegos de PC entran en la ecuación de la Xbox Series S, siempre y cuando el usuario acepte la inevitable pizca de lag, y algún cuelgue aislado.
El problema es… todo lo demás. Ozi explica que al tratar de escribir en Edge, cada vez que hace clic en una palabra o una caja para ingresar texto aparece el teclado en pantalla, y la única forma de ocultarlo es presionando B en el gamepad. El funcionamiento de las webcams es más robusto en apps nativas, pero falla mucho en versiones online (Google Meet y Microsoft Teams son dos ejemplos). ¿Lo más grave de todo? Microsoft bloquea el acceso al almacenamiento local. El único atajo es depender de la nube, e incluso algo tan sencillo como cambiar el fondo de pantalla requiere una aplicación adicional.
A esto se suman problemas de login en ciertos juegos (Warframe), cursores fuera de sincronización, y ciertos caprichos del gamepad, que no siempre funciona al 100 por ciento. En resumen: ¿Posible? Sí. ¿Recomendado? No realmente. El potencial está allí, pero sería necesario que Microsoft habilite un «modo Windows» para aprovecharlo. Por supuesto, es más probable encontrar un unicornio con la fórmula de la fusión en frío clavada en el cuerno antes de que eso suceda…
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