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¿Es posible teletransportarse al futuro?

El viaje en el tiempo sigue siendo uno de los temas más controvertidos entre los físicos. Si bien las leyes físicas no prohíben expresamente algunas formas de “viajes temporales”, lo cierto es que estamos bastante lejos de siquiera poder intentarlo. Sin embargo, el entrelazamiento cuántico, ese extraño fenómeno que ha permitido la teletransportación de partículas podría ser la llave para viajar al futuro. ¿Realidad o fantasía?

Si se quitasen los viajes en el tiempo de la literatura de ciencia ficción, el género sufriría una pérdida devastadora. Muchas de las mejoras historias de CF utilizan como parte de su argumento la posibilidad de viajar en el tiempo. Sin embargo, y a pesar de que las leyes de la física no se oponen a muchas de las ideas expuestas por los escritores, lo cierto es que los físicos están bastante lejos de concebir una maquina del tiempo. Sin embargo, periódicamente nos enteramos que algún avance realizado por algún equipo de científicos nos acerca un poco más al día en que -por fin- podremos desplazarnos temporalmente de la misma manera que nos movemos a través de las tres dimensiones espaciales. Mientras que esperamos que algún científico loco construya el DeLorean que nos lleve al futuro, otros han puesto el ojo sobre un fenómeno de la física cuántica bien conocido: el entrelazamiento cuántico.

El entrelazamiento cuántico es el fenómeno que permite que dos o más partículas vinculen tan profundamente como para compartir la misma existencia. Como es de esperar, crear semejante vínculo trae aparejados algunos fenómenos muy poco usuales, que son más extraños aún cuando las partículas implicadas se separan lo suficiente. Por ejemplo, los cambios producidas en una de ellas -por ejemplo, al medir su posición- influyen inmediatamente en la otra. Esa influencia o acción a distancia se produce en un tiempo cero, sin importar la distancia que medie entre ambas partículas.  Esta aparente violación a aquel principio de que “nada puede viajar más rápido que la velocidad de la luz” que todos repetimos como loros todavía no ha sido cabalmente comprendido por los físicos. Pero si la acción a distancia resulta extraña y difícil de comprender, lo que han descubierto Jay Olson y Ralph Timoteo en la Universidad de Queensland (Australia) es aún más extraño: parece que este tipo de enlace no solo se extiende a través del espacio, sino que también lo hace a través del tiempo. Estos físicos utilizan para explicar su teoría un modelo simplificado del universo, que solo posee una dimensión espacial y una temporal. Es fácil representar ese universo sobre un plano, en el que el  un plano en el que el eje X corresponde a la dimensión espacial y el eje Y  corresponde al tiempo. Si consideramos al presente como el centro de coordenadas de esta gráfica, el “futuro” -es decir, la región del espacio a la que podemos llegar a una velocidad inferior a la de la luz- es una cuña simétrica respecto al eje X. El “pasado” -la región del espacio en el que podríamos haber estado- es una imagen especular de esta cuña.

Cuando dos partículas conviven en este universo simplificado, las cuñas de cada una se solapan, tanto en el pasado como en el futuro. El significado de este solapamiento es simple: ambas partículas podrían haber interactuado en el pasado y podrían volver a hacerlo en el futuro, pero sólo en las áreas comunes. El entrelazamiento cuántico “convencional” corta -literalmente- este universo. Actúa a lo largo del eje X, que une las partículas instantáneamente en el tiempo, desafiando los límites impuestos por estas cuñas. Lo expuesto hasta aquí es lo que se ha utilizado hasta ahora -en tres dimensiones, por supuesto- para “teletransportar” datos a distancias más o menos importantes. Pero  Jay Olson y Ralph Timoteo han dado un paso más, y demostrado que también puede producirse un entrelazamiento a lo largo del eje Y, que representa el tiempo. En otras palabras, las partículas están tan fuertemente vinculadas que los cambios que una sufre en el pasado puede afectar de forma automática el futuro de la otra.

A primera vista, esto puede parecer una perogrullada. ¿Acaso no es así como funciona el universo? Pero el entrelazamiento temporal va más allá de la causa y efecto que experimentamos día a día, introduciendo matices muy interesantes. Los autores de esta teoría lo explican mediante un ejemplo que permitiría enviar un qubit al futuro. La idea consiste en un detector que actúa sobre un qubit y genera un mensaje que describe la manera en que esta partícula puede ser detectada. Luego, en el mismo sitio del espacio pero en el futuro, otro detector recibe el mensaje y realiza la medición, reconstruyendo el qubit. A fines prácticos, la información contenida en el primer qubit ha sido transferida hacia el futuro. ¿Impresionante, verdad? Pero hay más. Jay y Ralph han demostrado que la detección de los qubits en el futuro debe ser simétrica en el tiempo con su creación en el pasado. “Si el detector se activa  quince minutos antes de las 12:00, el detector de futuro debe esperar para ser activado hasta las 12:15, para que se produzca el  entrelazamiento”, explican. “Por esta razón es que decimos que este proceso permite el teletransporte en el tiempo”. Pero, ¿que diferencia tiene todo esto con la vida ordinaria? Al fin y al cabo, todos estamos “viajando en el tiempo” hacia el futuro , juntos y a la misma velocidad. ¿Que tiene de especial el mecanismo descripto por estos científicos? La respuesta es que la teletransportación cuántica proporciona un acceso directo al futuro. En pocas palabras, es posible pasar del “instante A” al “instante Bsin tener que estar presentes durante todo el tiempo que existe en el medio.

Por supuesto, esta teoría despierta muchas dudas entre los colegas de estos físicos. Tampoco está claro si el experimento descripto podría llevarse a cabo, aunque posiblemente sea posible ya que no difiere demasiado del tipo de teletransporte que se efectúa a diario en los laboratorios de todo el mundo. De hecho, Jay y Ralph aseguran que el entrelazamiento temporal es intercambiable directamente con la vieja “versión espacial” del fenómeno. Si están en lo cierto, sólo cuestión de tiempo antes de que alguien lo intente. ¿Funcionará? Puede que sí. Puede que no. Solo hay que esperar y ver que ocurre. Mientras tanto, seguimos soñando con dar un paseo en el DeLorean.

Escrito por Ariel Palazzesi

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