Satisfacer su curiosidad y la necesidad de explorar su entorno se encuentran al tope de la lista de actividades que un niño disfruta de realizar. Pensando en ello, un grupo de estudiantes del Royal College of Art, en Londres, ha creado una serie de dispositivos que les permite a los niños experimentar el mundo mediante sentidos animales.
Realmente, se trata de una idea estupenda, que entusiasmaría incluso a más de un adulto. Es que los estudiantes avanzados de este colegio de arte ingles se ha puesto a trabajar en pos de lograr que los niños sean capaces de “ver” el mundo tal como lo hace un animal o un insecto, y han tenido un éxito absoluto.
La idea es bastante sencilla, en realidad. Dado que resulta bastante difícil de explicar a un niño de que forma ve el mundo una jirafa o una hormiga, ¿Por qué no directamente hacérselo sentir?
Para lograrlo este objetivo, han hecho uso de una tecnología que se encuentra al alcance de todos: espejos, cajas de cartón, pequeñas cámaras, y sobre todo, mucha imaginación. Christ Woebken y Kenichi Okada son los responsables de este experimento, y los encargados de construir todos los dispositivos que vemos en las fotos.
Para poner a un niño en el punto de vista de una jirafa, por ejemplo, solo hace falta utilizar un par de espejos y unas planchas de cartón duro, para construirle una especie de “casco-periscopio”, que eleva su altura virtual a la de los ojos del animal. Simple, barato y muy divertido.
También han reproducido la forma en que ve el mundo algunos insectos, como las hormigas. Esto ha sido un poco mas complicado, pero el resultado es muy atractivo para los niños. En este caso, el dispositivo consiste en un casco dotado de una pequeña pantalla que muestra las imágenes que recogen dos cámaras ubicadas en un par de guantes. De esta manera, el niño “ve” lo que hay debajo de sus manos, con un aumento de 50X. Ante sus ojos aparece un mundo formado por cosas gigantescas, que estimulan su imaginación.
Los artistas han conseguido que un niño se ponga en el lugar de un ave, transmitiéndole información de los campos magnéticos que atraviesa, tal como se sabe lo perciben por ejemplo las palomas mensajeras. Realmente, se trata de una forma muy original de estimular la imaginación de los niños.