Móvil, tablet, ordenador portátil. Reproductor de mp3, cámara digital, LCD… y la lista sigue. Conectar un cargador o una toma directa a nuestros dispositivos es algo intuitivo. Ante la primera señal de alarma, una sesión de unas pocas horas restaura a nuestros juguetes portátiles a su autonomía óptima, mientras que algo como un LCD puede permanecer encendido sin dar indicios de un alto consumo. Sin embargo, ¿te has preguntado cuánto cuesta eso en realidad? Calcular el costo de la energía en cada país depende de muchos factores, pero el Instituto de Investigación de Potencia Eléctrica “EPRI” hizo su tarea en territorio estadounidense, y tomó como referencia a varios dispositivos. Aunque la demanda de energía combinada es impresionante, y promete incrementarse muy pronto, lo cierto es que el costo anual en algunos dispositivos, es casi irrisorio.
He estado explorando diferentes maneras de reducir la cantidad de fuentes de alimentación que hay conectadas en mi hogar. Después de realizar una consulta o dos al maestro Mario, creo que tengo un buen proyecto para llevar adelante, aunque no deja de ser una pequeña locura personal. En varias ocasiones hemos mencionado a la “energía vampírica”, desperdiciada por todo aquello que queda “en espera”, sin apagarse completamente. No son pocas las personas que simplemente dejan conectados sus cargadores debido a la frecuencia con la que deben restaurar la autonomía de sus dispositivos. Pero si la energía vampírica ya es un problema por sí sola, entonces, ¿qué tanto cuesta recargar a nuestros gadgets y mantener encendidos a nuestros ordenadores y pantallas LCD? Por lo que he logrado indagar, cada país tiene una especie de “universo propio” a la hora de calcular los precios de la energía eléctrica, pero el instituto EPRI realizó un estudio en sus laboratorios ubicados en Tennessee, basado en diferentes dispositivos, y tomando como medida principal a los más populares, como por ejemplo el iPad.
El último modelo del iPad consume menos de doce kilovatios-hora anuales, un valor obtenido a partir de una carga completa por día. Eso hace que el costo de la energía para un iPad 3 no supere el dólar con 36 centavos por año. En el caso del iPhone 3G, los números son lógicamente más bajos: 2.2 kilovatios-hora anuales, a un precio de 25 centavos de dólar. A modo de comparación, un ordenador portátil promedio requiere de unos 72.3 kilovatios-hora anuales (poco más de ocho dólares), mientras que una lámpara de bajo consumo equivalente a 60 vatios necesita de 14 kWh, a un costo de un dólar con 61 centavos. El estudio también presenta como referencia a una pantalla de plasma de 42 pulgadas (aunque la tecnología LCD tiene mayor presencia), que está en el orden de los 358 kWh, con un costo promedio de 41 dólares por año.
Es verdad que los números para los dispositivos como el iPad son bajos a nivel individual. Aún así, hay otros aspectos a tener en cuenta. El estudio del EPRI también revela que los 67 millones de iPads vendidos (según números de abril, y asumiendo que todos sean operacionales, imagino) necesitan de 590 gigavatios-hora. En lo que se podría considerar como un escenario razonable, si la cantidad de iPads en el mercado se triplicara, el equivalente energético sería el de dos plantas de 250 megavatios operando al 50 por ciento. Los nuevos iPads incrementarán su demanda de energía en un 65 por ciento cada año, lo cual llevará al límite el desarrollo de baterías y métodos de ahorro. Dicho de otra forma, cada tablet consume relativamente poca energía y cuesta unas pocas monedas recargarla, pero con la enorme cantidad de unidades disponibles, y las proyecciones de ventas en el futuro cercano, la demanda de energía será indudablemente más grande. Ahorrar, para consumir más. No parece un buen negocio a largo plazo…
