La crisis del año 2008 fue particularmente devastadora para una buena parte de la población estadounidense. Personas que trabajaron durante décadas descubrieron que habían perdido todo su dinero, y de un modo u otro se vieron obligados a «abandonar» su retiro. Ahí es cuando interviene Amazon, que con su programa CamperForce ofrece trabajo temporal a un importante número de personas mayores que viven en casas rodantes. CamperForce ha sido descrito como el «ejército nómada» de Amazon, pero las caminatas de 25 kilómetros dentro de los depósitos y los turnos de 10 horas cuentan otra historia…
Depósitos familiares que desaparecieron. Hipotecas imposibles de pagar. Pequeñas empresas en quiebra. Subastas de emergencia. Desesperación e inseguridad. La crisis del 2008 permitió el rescate de bancos y corporaciones, pero no dudó en despedazar a la clase trabajadora. Uno de los aspectos más desagradables fue que muchas personas, habiendo trabajado y ahorrado durante años, descubrieron por las malas que se encontraban completamente vulnerables. Eso llevó a los «retirados» del mercado laboral formal a adoptar una vida de nómadas, invirtiendo lo poco que les quedaba en casas rodantes, y abrazando (sin demasiadas alternativas) su nueva precariedad.
Eso nos deja a las puertas de Amazon. El gigante de Seattle obtiene aproximadamente un tercio de sus ganancias anuales en los últimos tres meses, donde se combina la actividad del Black Friday con la temporada de Navidad. Eso significa que Amazon necesita una repentina inyección de trabajadores temporales con el objetivo de cubrir la demanda, y para eso existe el programa CamperForce. En un principio no fue más que un experimento, pero la compañía no tardó en descubrir el potencial detrás de una legión de trabajadores viviendo en casas rodantes, con amplia experiencia previa, una disciplina superior… y una extrema necesidad de ganar dinero. Amazon paga en promedio 11 dólares la hora, más horas extras.
El documental de Jessica Bruder y Brett Story comparte la experiencia del programa desde el punto de vista de una de las parejas que participó en él. Si bien estaban convencidos de que sería un trabajo físico exigente, jamás creyeron que iban a sentir dolor en el proceso. Fascitis, tendinitis, lesiones por estrés repetitivo, recorridos de 25 kilómetros (o más) dentro de los depósitos y los turnos con un mínimo de diez horas llevan a estos trabajadores a su límite, y los incidentes son cosa de todos los días. El cierre del vídeo es preocupante: Uno de cada cinco estadounidenses mayores de 65 años sigue trabajando. Casi un tercio de los hogares liderados por mayores de 55 años no tienen pensión ni ahorros de retiro. Y Jeff Bezos es el hombre más rico del mundo, después de haber cruzado la barrera de los 100 mil millones de dólares en noviembre último. Algunos dirán que Amazon no tiene la culpa. Otros, que esos trabajadores debieron ser más inteligentes a la hora de proteger sus ahorros. Sin embargo, la precariedad laboral existe, es un problema, y nadie lo quiere solucionar. Todo lo contrario.