No es que se trate de un móvil revolucionario porque cuenta con un 3G rápido, 16 horas de batería o llamadas gratis. Es revolucionario porque viene de tierras venezolanas, de la mano de su presidente Hugo Chávez. En un anuncio hecho por el mismo presidente, el Vergatario será lanzado al mercado con un precio realmente bajo, tanto que costará menos de la mitad que un teléfono equivalente actualmente vendido en Venezuela.
El teléfono será distribuído a través de MovilNet, empresa de comunicación bajo la esfera del gobierno venezolano. El diseño del teléfono surgió de una operación conjunta entre el gobierno y la empresa ZTE, con una inversión aproximada de 19 millones y medio de dólares. La presentación fue hecha por el mismo presidente Chávez, e incluso dio algunas de las especificaciones del modelo. Por lo que se sabe hasta ahora, el teléfono tendría el nombre técnico de ZTE C366, pero parece que su nombre “Vergatario” (sig.: Persona valorable, sobresaliente, confiable) otorgado por el presidente ha llegado para quedarse.
A decir verdad, este nuevo teléfono popular no tendrá nada que envidiarle a otros móviles que cuestan unos cuantos billetes más: Cámara integrada, reproductor de archivos mp3 y radio FM están entre sus funciones. Pero lo más llamativo de todo es su precio: 30 bolívares de los denominados “fuertes”, aproximadamente €11 según las últimas cotizaciones. Lamentablemente no se dieron a conocer bajo qué planes se venderá el móvil o qué capacidades extra puede tener (expansión de memoria, EDGE, etc.), pero nadie puede negar que el precio es bastante atractivo, y que está en sintonía con la idea de un “teléfono popular”.
Ensamblado (o tal vez sería mejor decir “fabricado”) en la ciudad de Paraguaná, el teléfono saldrá a la venta para el Día de las Madres, que en Venezuela es el 24 de mayo. Como dato adicional, Chávez planea que el Vergatario no sea solamente un teléfono para el pueblo bolivariano: Se estima que el móvil tiene grandes posibilidades de llegar al resto de los mercados que conforman el Mercosur, organismo del cual Venezuela es practicamente miembro activo, pero que aún necesita de la aprobación de la Cámara de Senadores de Paraguay para confirmar su posición. De todas formas, la decisión del presidente Chávez puede leerse con claridad: Buscar la independencia tecnológica de, como él lo llama: “el imperio”, volcándose a la tecnología china, un país con el que comparte muchos puntos de vista.