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El Sarcófago: Fotografías de los lugares más radiactivos de Chernóbil

Un recorrido único… y escalofriante

El diseño del viejo Sarcófago de Chernóbil comenzó apenas 24 días después de ocurrido el desastre en abril de 1986. Diez años más tarde, su deterioro era tan avanzado que se lo declaró imposible de reparar, siendo la única solución una megaestructura capaz de envolverlo por completo. El fotógrafo Arkadiusz Podniesinski lleva más de diez años documentando la zona de Chernóbil, y en julio pasado tuvo la posibilidad de fotografiar a algunos de los sectores más radiactivos del Sarcófago.

Una de las primeras cosas que debemos entender sobre el Sarcófago original es que los liquidadores de Chernóbil lo construyeron en 200 días, bajo condiciones esencialmente letales. Sin embargo, la necesidad de acelerar los tiempos causó problemas de sellado y estabilidad, de modo tal que la estructura siempre estuvo en riesgo.

El Nuevo Sarcófago de Chernóbil es, en una palabra, impresionante. Tiene 110 metros de alto, y podría cubrir a la Estátua de la Libertad. El fotógrafo Arkadiusz Podniesinski tuvo la oportunidad de visitarlo recientemente, luego de que los contratistas franceses encargados de su construcción completaron la transferencia de propiedad.



El simple hecho de acercarse al muro del viejo sarcófago (cuya demolición comenzará pronto) disparó las alarmas de los dosímetros, al marcar 200 microsieverts por hora, mil veces más alto que los niveles normales de radiación. Los únicos lugares en donde es posible registrar niveles aún mayores son en el interior mismo del viejo sarcófago, bajo el reactor en las habitaciones penetradas por el combustible nuclear derretido, o en pequeños restos de material que siguen esparcidos en la zona.

Un empleado llamado Aleksander Kupnyi exploró el interior en los años ’90, y obtuvo imágenes en verdad perturbadoras del daño. Podniesinski visitó la sala de control, el salón central del reactor, la sala de bombas, y el sistema de monitoreo SKALA, donde encontró docenas de ordenadores y almacenamiento en cinta. Tecnología más que decente en el año 1986, pero hoy son piezas de museo.



Finalmente, llegó al cuarto de control de la Unidad 4. En ese lugar se fue todo al demonio el 26 de abril de 1986. Está casi destruido, con gran parte de su equipo retirado (el fotógrafo especula que fue reutilizado, o «extraído» como recuerdos), y muy altos niveles de radiación, a pesar de los esfuerzos de limpieza.

De vuelta en el exterior, decidió visitar el depósito de Buriakivka, donde fueron enterradas miles de toneladas de desperdicio radiactivo. Muy cerca de allí hay un cementerio de vehículos. Tanques, coches, fuselajes de aviones y helicópteros, e incluso los restos de varios robots que participaron en la limpieza de Chernóbil terminaron allí. ¿Radiación? 200 microsieverts por hora, el mismo nivel que en la parte exterior del viejo sarcófago.


Fuente: PetaPixel


Escrito por Lisandro Pardo

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