La consola Atari 2600 fue probablemente una de las consolas más famosas, más usadas y más copiadas en todo el planeta. Probó en una época que un juego no debe ser una maravilla tecnológica para ser entretenido, al mismo tiempo que confirmó la posibilidad de un sistema de juegos hogareño y relativamente accesible para muchos. Pero si hay algo que prácticamente no se sabe de esta consola es que hubo planes para que, además de controlar seres de luz en una pantalla, también pudiéramos controlar un robot real.
Se trataba de AndroMan, que luego fue renombrado a Atariman, un robot desarrollado por Nolan Bushnell, a quien conocemos por ser el fundador de la mismísima Atari. Originalmente, los “Androbots” fueron creados con la idea de ser complementos educacionales programables con computadoras Apple II. Sin embargo, existen recortes que promocionaban una versión en miniatura capaz de ser controlada por la consola de juegos. Se creía que con el robot vendría una especie de lona en donde el robot se deslizaba, y el cartucho del juego que permitía el control del robot.
Decimos “se creía” porque la versión AndroMan nunca llegó al público. No se conocen los detalles de las causas, pero parece que las cosas entre la empresa Androbot (también fundada por Bushnell y que creó los dos primeros robots, Topo y B.O.B.) y Atari terminaron bastante mal, llevando a la cancelación del producto antes de su llegada al mercado.
No se conocen versiones de AndroMan que se hayan “escapado” en algún embarque temprano o que hayan quedado varados en alguna tienda. De hecho, se dice que el único AndroMan que posee Bushnell está averiado. De más está decirlo, el valor de un AndroMan intacto sería inmenso para cualquier coleccionista.
A pesar de tratarse de una tecnología que tiene más de 35 años (aunque no hay que olvidarse que el Atari 2600 se lanzó en 1977) son sorprendentes las ideas y la inventiva que esta gente podía demostrar tantos años atrás. Aún en la actualidad, y más allá de los avances en la materia, la idea de un robot hogareño todavía está bastante lejos (si queremos que lave y planche, claro), aunque reconocemos también que su valor como objeto de entretenimiento sería algo cuestionable teniendo en cuenta los sistemas y los títulos con los que contamos en estos días.
Una verdadera curiosidad si las hay, y un aspecto prácticamente desconocido del famoso Atari 2600. Esto comprueba que las capacidades de la consola son muy superiores a lo que muchos pueden creer, y que con un poco de imaginación se pueden lograr cosas sorprendentes con muy pocos recursos. Por supuesto, el AndroMan también es un buen ejemplo de que una disputa comercial, por más pequeña que sea, puede arruinar el futuro de lo que pudo haber sido un excelente producto.