Estamos atravesando los últimos días del mes de enero, y uno de los eventos que merece nuestra atención es la actualización del llamado Reloj del Juicio Final, a cargo del Boletín de Científicos Atómicos. En esencia, este reloj nos recuerda el terrible potencial con el que carga la especie humana para acabar con su propia existencia. A pesar de las múltiples advertencias acompañadas por varios hechos de enorme magnitud, las cosas no han mejorado mucho, y seguimos a tres minutos del fin.
Cualquiera que cuestione la validez del Reloj del Juicio Final debe preguntarse una cosa: ¿Cuántas veces estuvimos cerca de un apocalipsis nuclear? La respuesta correcta es «demasiadas». Ahora, si trasladamos esa pregunta al contexto del cambio climático, ¿qué debemos responder? Cada inundación, cada tsunami, cada tormenta de nieve extrema y cada frente de calor fuera de su época ciertamente nos hacen pensar en un resultado similar. Mientras que nuestros intrépidos líderes juegan a ser ecologistas para firmar cosas como acuerdos temporales, simbólicos y no vinculantes… la gente sufre. Un ejemplo: La supertormenta invernal que afecta a los Estados Unidos ya se cobró la vida de 42 personas, y se calculan unos tres mil millones de dólares en daños. Ante estos hechos, el reloj no puede hacer otra cosa más que permanecer quieto.
Por supuesto, a la situación del cambio climático debemos sumar aspectos como las renovadas tensiones entre los Estados Unidos y Rusia, las pruebas nucleares de Corea del Norte (independientemente de su éxito), el constante avance de grupos terroristas (a los que les encantaría posar sus garras en una ojiva), y los perturbadores incrementos en los presupuestos para defensa, entre otras cosas. Lógicamente, los representantes del Boletín recomiendan ir en la dirección contraria: Reducir el gasto en armamento nuclear, reactivar las charlas sobre desarme, expandir lo logrado a nivel climático en París, resolver cuanto antes el problema del desperdicio nuclear comercial, y aumentar los esfuerzos para que Corea del Norte interrumpa su programa bélico nuclear.
Hasta entonces… tres minutos. La última vez que se tocó ese número fue en 1984. La Guerra Fría entre las potencias, la guerra en Afganistán (que no tuvo nada de fría), el despliegue de nuevos misiles en Europa Occidental, el boicot ruso a los Juegos Olímpicos de Los Ángeles… un año difícil. A pesar de muchas interpretaciones, el objetivo del Reloj del Juicio Final no es predecir el futuro. Es un resumen del presente, y de todo lo que nos falta por mejorar.