En poco tiempo se cumplirán dos años desde que NeoTeo publicó la primer nota acerca del Proyecto Venus. Mucho se ha hablado de este proyecto en diferentes sitios web y blogs, y los comentarios han brotado desde lo más recóndito de la imaginación humana, haciendo alusión a todos los beneficios y a todos los mensajes ocultos detrás de esta ideología, que promueve un nuevo orden, una nueva generación humana y un nuevo mundo. Todo muy bonito, pero… ¿dónde está la utopía prometida?
Para todos aquellos que no recuerden el artículo que les mencionamos en el encabezado, les recomendamos su correspondiente lectura para interiorizarse en los principios fundamentales de la futurista idea detrás del Proyecto Venus, una utopía encabezada por Jacque Fresco. Para aquellos que no estén enterados de los detalles y pormenores de Venus, hemos preparado una pequeña guía de sus características más sobresalientes.
En el Proyecto Venus, las ciudades estarán construidas de manera eficiente y sofisticada y estarán basadas en diseños geométricamente circulares que permitirán un fácil y cómodo acceso a los “domos centrales” donde se albergará el núcleo de la ciudad. Allí funcionarán todos los sistemas informáticos encargados del control total de las actividades de la comunidad, las instalaciones educativas, los centros de atención de salud, los colegios y, por supuesto, las dependencias gubernamentales.
Este centro estará rodeado por bellísimos parques y jardines recreativos, y la energía prevista a utilizar será la más limpia que esté disponible en ese momento tecnológico de la humanidad, compartiendo una simbiosis armónica con la naturaleza para obtener el más alto nivel de vida para todos los habitantes. La ciudad estará diseñada para operar con el mínimo de energía posible gracias a sus diseños arquitectónicos orientados apropiadamente al sol y a sus estructuras ampliamente vidriadas. Los sistemas informatizados e inteligentes de cada hogar regularán los consumos de acuerdo a las necesidades de las personas sin derrochar ni desperdiciar la energía, la cual será optimizada continuamente.
Los edificios que rodeen la cúpula central proporcionarán a la comunidad los centros de actividades culturales, como ser exposiciones de artes, los teatros y todas las formas de entretenimiento que la época disponga. Los hogares se encontrarán inmersos en exuberantes jardines y estarán separados entre sí para brindar intimidad y tranquilidad a las distintas familias que deseen este estilo de vida. También existirán viviendas similares a lo que hoy conocemos como pisos dentro de edificios. Por supuesto que las casas dispondrán de energía solar y de cualquier otro medio energético ecológico, tanto para la parte de generación eléctrica como para lo que es aprovechamiento termal, con una arquitectura totalmente adecuada a las exigencias y necesidades de la nueva generación humana.
Las casas serán modulares y de estructuras prefabricadas. Contendrán un alto grado de flexibilidad (algo inconcebible en tiempos pasados o actuales). Además, se podrán construir en cualquier lugar: en medio de bosques, en cimas de montañas o en islas remotas, si preferimos construcciones alejadas de los futuros centros urbanos. Más alejados de los centros geográficos se encontrarán las zonas dedicadas a la generación de la energía necesaria para proveer a los hogares, en caso de ser necesario por eventuales fallos en su autoabastecimiento. En las afueras encontraremos centrales eólicas, solares, termoeléctricas, geotérmicas, fotovoltaicas, etc. Más alejados aún del centro se encontrarán los sistemas de sembrado de semillas de alta pureza genética, lo que evitará el uso de plaguicidas y agroquímicos. Sus correspondientes canales de riego serán vías navegables que rodearán el cinturón agrícola.
Las instalaciones estarán disponibles para todos, sin costo alguno. Por su parte, la economía estará basada en recursos. La única finalidad de esta sofisticada tecnología será liberar a las personas del aburrimiento que causan las tareas monótonas, y así proporcionar a todos los habitantes una mejor calidad de vida y más tiempo de ocio. Es decir, en el Proyecto Venus las ciudades estarán diseñadas para satisfacer en plenitud todas las necesidades de cada uno de los miembros de la sociedad.
El Proyecto Venus será una “Cyber-Nation” (Nación Cibernética) organizada a partir de poderosos ordenadores que servirán a toda una ciudad, a toda una región y eventualmente a todo el mundo. Estos sistemas informáticos actuarán como un sistema nervioso central totalmente autónomo y con muy poca intervención humana, coordinando la plenitud de las actividades en la Tierra. Por ejemplo, se podrían supervisar los niveles freáticos y químicos del suelo sembrado y también administrar el momento exacto de la siembra o la cosecha de los cultivos. En el sector de las viviendas, el sistema podría mantener la limpieza del medio ambiente y el reciclaje de los materiales de desecho. Además, para garantizar el funcionamiento eficaz de las diversas funciones de la ciudad, todos los procesos y los servicios podrían ser equipados con sensores electrónicos de información ambiental.
Los sistemas de transporte serán altamente eficientes, eliminando la necesidad de los automóviles, que seguirán existiendo pero serán impulsados por sistemas de energías limpias y renovables, sin provocar contaminación ni emisiones tóxicas perjudiciales al medio ambiente. Algunos seguirán manteniendo el sistema motriz de ruedas y traslación terrestre (tal como los conocemos hoy) pero compartirán el parque automotor con otros coches provistos de levitación magnética, es decir, dotados de la capacidad de despegar del suelo y trasladarse más raudamente de un lugar a otro, sin ser considerado una aeronave.
Todos los vehículos poseerán un sistema de reconocimiento de voz y asistencia satelital que permitirá a los pasajeros determinar su destino con sólo anunciárselo al ordenador de a bordo del vehículo. La informática asociada al transporte de personas hará el resto a velocidades muy superiores a las admitidas hoy en día y con márgenes de seguridad totales. Entre los dispositivos mencionados encontramos sistemas de monitoreo anticolisiones que trabajan en conjunto con los controladores de velocidad para optimizar la conducción autónoma del vehículo. Por supuesto que el mismo vehículo sabrá cuándo es necesario un servicio de mantenimiento y acudirá automáticamente a recibir las reparaciones que sean necesarias para su óptimo desempeño.
Por último, cabe mencionar el papel fundamental que tendrán las diversas constelaciones satelitales que proveerán toda la información necesaria para el agro, la geolocalización, la asistencia automotriz, la provisión de todos los canales de comunicación y entretenimiento multimedia, la meteorología y el control de las máquinas que se que encargarán de la urbanización, mantenimiento ambiental y construcciones edilicias.
Estas propuestas, desde el punto de vista de la ingeniería, parecen fantasiosas e inviables en el actual sistema monetario y, de hecho, lo son. Los importes relacionados con empresas de esta magnitud serían enormes e inconcebibles. Ningún gobierno podría permitirse hoy ser parte de este prodigioso proyecto. Todo esto sólo podría ser realizado en un mundo basado en una economía en la que todos los recursos del mundo se compartan como un patrimonio común de todos los pueblos del planeta.
Pero según aspiran los creadores del Proyecto Venus, en la nueva era humana el dinero ya no será necesario y las personas tendrán acceso libre a todas las comodidades y posibilidades de crecimiento por igual. Por supuesto que no existirá la pobreza, la desigualdad social, el hambre y todo aquello que hoy avergüenza a la humanidad. Por lo tanto, esta nueva generación no se regirá por lo valores monetarios sino por los recursos humanos y naturales.
Volviendo a la tierra
En la primera oración del encabezado de la nota escribimos: En poco tiempo se cumplirán dos años desde que NeoTeo publicó la primer nota acerca del Proyecto Venus. Luego de leer esto, la pregunta que inevitablemente se nos viene a la mente es: ¿Qué avances hubo en el proyecto desde entonces? ¿Qué avances pudo lograr el Ingeniero Fresco en estos últimos dos años? ¿En los últimos 10? ¿20? ¿40? ¿Cuántos años hace que el señor Fresco viene pregonando el cambio de hábitos en la sociedad? Buscando en Google hemos encontrado varias decenas de blogs que recogen información sobre la existencia del Proyecto Venus y, curiosamente, la mayoría son iguales. Casi todos han apelado al clásico copiar/pegar para llenar un espacio y opinar desde una posición moral inocua, estéril e inútil.
Al grupo más activo que defiende el Proyecto Venus se lo conoce como “The Zeitgeist Movement” (“El Movimiento Zeitgeist”). Sus integrantes han decidido reunirse todos los 15 de Marzo, en todos los lugares posibles del mundo, para informar y para tratar de despertar conciencia mundial de la nueva posibilidad que ofrece el proyecto. Entre las herramientas más poderosas de publicidad del grupo se encuentran las películas Zeitgeist: The Movie y Zeitgeist Addendum, en las que se puede apreciar con total claridad el espíritu anticapitalista del grupo, donde no faltan alguna que otra fantástica teoría conspirativa.
Tanto en los blogs como en el foro del grupo Zeitgeist, los comentarios no cesan, ya que la gente participa y se engancha hasta con cierto aire de fanatismo en un tema tan lírico, idealista y, desafortunadamente, virtual. El problema es que el destino del Proyecto Venus es ningún lugar y la fecha estimada de arribo es nunca. Es muy fácil que los incautos inocentes, que sólo quieren escapar de la realidad competitiva del mundo de hoy, se dejen atrapar fácilmente por idealismos anticapitalistas, anticomunistas, antisocialistas, antidemocráticos, antimonárquicos y anti-todo lo que signifique un orden establecido, sea cual fuere. El fin, es la lucha por la lucha misma, sin saber a ciencia cierta porqué se está luchando, o cómo hacerlo desde un lugar que sirva y haga una diferencia real. Todos podemos soñar, pero creo que los cambios se realizan desde la realidad misma, y no desde un plano onírico e irreal. ¿Cuánto mejor sería que, en vez de poner sus fuerzas en la realización de una utopía como ésta, el Proyecto Venus comenzara, de a poco, alimentando a los que tienen hambre, vistiendo a los que tienen frío, curando a los enfermos, etc. ¡No es el futuro lo que tenemos que mejorar, es el presente!
En mi opinión personal, he conocido y he leído mucho sobre visionarios como el señor Fresco. Desde ese muchacho delgado de túnica y barba que reinició el contador de los tiempos, pasando por el Che Guevara, haciendo escala en Jim Jones (Masacre de Guyana) y, por supuesto, sin olvidarme de David Koresh (Masacre de Waco). He visto a muchos filántropos buenos, malos y mediocres, por lo que te repito, según mi opinión, este buen señor no se escapa de esa categoría de persona. Fresco es uno más de nosotros, solo que persigue un ideal que yo considero irrealizable, y que está muy arraigado en su interior, pero nada más que eso. Es muy meritorio, muy loable, muy noble, muy imitable en su tenacidad, pero no pasa de allí. La realidad viene marcada desde el origen de los tiempos por la ley natural de la supervivencia, donde el más grande se come al más pequeño. No por deporte ni por maldad, sino por supervivencia natural. Como ideal, el Proyecto Venus es genial. Pero incluso si se pudiera poner en marcha, a lo largo de la historia ha quedado claro los diferentes órdenes cumplen ciclos y luego terminan siempre en la misma historia: la lucha por lograr el dominio sobre los demás. Esto está en la genética humana.
En cada segmento de nuestro ADN, en cada cromosoma, en cada glóbulo rojo, en cada célula y hasta en cada poro de la piel, encontraríamos información referente a la lucha por la supervivencia y el deseo de poder. Nadie está exento de esto. Muchos lo esconden y saben ocultarlo (o es tan pequeño que nunca les brota), pero el resto de los mortales sucumbimos inevitablemente ante esta característica natural (no defecto, sino característica) que traemos al nacer. El animal salvaje lo hace por instinto, el ser humano lo hace a propósito, a conciencia, a sabiendas de su objetivo. Es plenamente consciente de su lucha estratégica por lograr el dominio del poder, sin importarle a quién deba aplastar en su camino. Para algunos, el arma es el dinero; para otros, Dios.
Para terminar, y esperando sepan disculpar mi pesimismo (y realismo), y volviendo al idealismo del proyecto, ¿crees que el crack económico mundial que estamos viviendo será el preludio de la transición a este nuevo modelo planteado donde el capitalismo es considerado una mala palabra? El quiebre de las economías mundiales, ¿abrirá las puertas a una transición en un mundo regido por los valores espirituales? ¿Los occidentales admitiremos a los musulmanes como hermanos? ¿Y ellos a nosotros? Los países que verdaderamente mueven las bisagras de la historia contemporánea, ¿están dispuestos a compartir sus riquezas en pos de un futuro mejor para todo el mundo? Estados Unidos e Irán, Palestina e Israel, Pakistán e India y otros tantos enemigos “íntimos”, ¿estarán dispuestos a hacerlo? ¿Lo harán algún día? ¿Tú que opinas? De tu respuesta, depende el futuro del Proyecto Venus… si es que lo tiene.