A pesar de que sus detractores aseguran que la generación de hologramas es aún una ciencia que está en pañales, el Príncipe Carlos ha decidido evitar la contaminación que supondría realizar un vuelo hasta Abu Dhabi. En lugar de asistir personalmente, lo hará mediante un sofisticado holograma tridimensional.
Sus detractores argumentan que esta inmadura tecnología no resiste un examen detenido, y que nadie confundiría a un holograma de este tipo con una persona real. Pero seguramente no es necesario llegar a ese extremo de realismo para que la holografía sea una forma de comunicación limpia y practica.
Por lo pronto, Carlos evitará las 15 toneladas de gases de efecto invernadero que habría generado el vuelo que lo transportara las 7000 millas que lo separan de la cumbre ambientalista “World Future Energy Summit” en Abu Dhabi. En cambio, los asistentes verán una imagen tridimensional del Príncipe dando una charla de 5 minutos de duración.
Carlos grabó el mensaje el mes pasado, en Highgrove. El video será transformado en un holograma capaz de ser emitido por un proyector. Esa imagen se refleja en una lámina papel de aluminio para crear una ilusión óptica que lo hace aparecer como una imagen 3D en el escenario.
El ex vicepresidente Al Gore utilizó una tecnología similar para aparecer como un holograma en el estadio de Wembley al comienzo de los conciertos “Live Earth” a comienzos de este año.
La decisión de Carlos se debe, al menos en parte, a la dura crítica que recibió por parte de las organizaciones ambientalistas cuando en enero de este año, junto a la Duquesa de Cornwall, voló a Filadelfia con 12 funcionarios. El motivo de ese viaje era justamente recoger un premio que le otorgaba Al Gore por sus labores a favor del medio ambiente. Ese viaje generó 20 toneladas de dióxido de carbono.