Lo habíamos visto antes en algún documental perdido de National Geographics, de esos que se captan en madrugadas de zapping infructuoso. Luego aparecieron en internet y ahí todos pudimos ver cómo es que el colibrí batía sus alas tan rápido. Ayudados por las cámaras super rápidas, todos los años nos encontramos con mejores temas, capturadas con cámaras más rápidas, lo que obviamente nos permite observar más lentamente toda la mecánica biológica que hay en tan increíble ave. Las videocámaras se encuentran en su cénit, y por eso esta es el primer video de un colibrí en súper cámara lenta.
Para diseñar y poner a andar robots, los científicos necesitan de una inspiración natural, que por lo general suelen ser los propios humanos, además del resto de los otros animales. Los movimientos que reconocemos como naturales poseen una complejidad que debe ser observada y analizada por los investigadores, que luego harán toda la ingeniería necesaria para poder imitarlas en un robot. Tanto como en los guepardos, gatos, perros y gran parte del grupo de animales submarinos, los científicos ponen sus ojos en el cielo y revisan la anatomía del vuelo de los pájaros. Uno de los más misteriosos es el del colibrí o picaflor, capaz de mover sus alas 55 veces por segundo mientras están quietos, 61 veces por segundo cuando se mueven hacia atrás y 75 cuando van hacia adelante. La posibilidad de ir hacia cualquier dirección lo provee la rotación posible de sus alas, que rotan 180 grados. Por todo esto, los colibríes son observados y ahora se ha logrado hacer con una super cámara lenta por primera vez.
La cámara responsable de brindarnos la posibilidad de apreciar esto que de otra forma resultaría imperceptible para nuestra visión normal es la Phantom, con una potencia que le permite capturar miles de cuadros por segundo. El equipo de la Universidad de Standford se encargó de encontrar una especie de colibrí que fuera lo suficientemente rápida como para poner a prueba la potencia de la susodicha cámara y han logrado desentrañar algunos datos más sobre el vuelo sostenido de los colibríes. Usando una cámara del Phantom ultrarrápida que puede disparar hacia arriba de 3,300 cuadros por segundo en alta resolución y unos 650,000 en una resolución diminuta, los científicos pueden visualizar las maravillas biomecánicas del vuelo del ave a una escala hasta ahora nunca vista. Y con una cámara que graba 100 veces más rápido que la frecuencia de generación de nuestra vista, cada batido del ala puede extenderse a 40 cuadros, lo que produce una cantidad de información inaudita.
El descubrimiento estuvo alrededor de las espaldas de estos animales magníficos, pues se demostró que producen una vibración y movimiento mínimo sobre sus espinas mientras aletean, dejando todo el trabajo a las articulaciones. Esto les deja mantener la forma en vuelo, por lo que los vemos casi quietos en el lugar, como flotando, mientras se alimentan con sus picos de casi 10 cm. Logrando unas 55 batidas por segundo, los colibríes tienen la sacudida del cuerpo más rápida entre vertebrados en el planeta. La sacudida dura una fracción de segundo, por lo que nunca se había podido percibir.
Repitiendo y grabando en vídeo estas acciones en condiciones controladas, se hace posible observar con más con cuidado, por ejemplo, cómo es que un ave inclina sus alas para reducir la marcha cuando está aterrizando o cómo toman vuelo. El laboratorio adquirió recientemente un sistema avanzado de medición de flujo que puede ayudar a elucidar cómo es que las aves manipulan la corriente de aire con sus alas durante sus maniobras. Y todo esto, a la larga, servirá para construir mejores robots.