El acetato de sodio es uno de los químicos más utilizados por el hombre, y posee múltiples aplicaciones, desde la industria textil hasta los conservantes de comidas. Sin embargo, un investigador de la ciudad de Bristol ha creado nada menos que un ordenador con este material, capaz de resolver diferentes tipos de problemas, como por ejemplo laberintos. Teniendo en cuenta los resultados de los experimentos, esta económica sustancia tiene potencial para convertirse en una clase de ordenador químico, aunque no está libre de cuelgues.
¿Dónde se puede encontrar acetato de sodio? Bueno… papas fritas. Sí, además de haber comido en el día de hoy papas fritas en un famoso establecimiento de comida rápida, el acetato de sodio se utiliza como saborizante de las papas fritas. Otro uso más difundido del acetato es el de las bolsas térmicas que podemos utilizar para calentar nuestras manos y nuestros pies. Estas se calientan al provocar una nucleación (cambio de estado hacia gas o cristal desde un líquido) generada por el contacto entre un pequeño disco metálico y una solución supersaturada del acetato que se encuentra en su interior. De allí viene su nombre "hielo caliente", y es muy útil para aquellos que sufren de frío en sus extremidades, aunque la reacción es tal que muchas de esas bolsas no recomiendan el contacto directo con la piel.
Dejando de lado el frío y las papas fritas, un tal profesor Andrew Adamatzky de la Universidad del Oeste de Inglaterra ubicada en Bristol, ha logrado aprovechar la cristalización del acetato de sodio para obtener poder computacional. Este resultado se obtiene controlando la ruta del frente de onda mientras la reacción se mueve a través de la solución. Utilizando discos de Petri repletos de solución supersaturada, el profesor puede manipular el camino de los frentes de onda colocando obstáculos de silicio dentro del disco (creando también puertas lógicas AND y OR), y determinar los resultados a partir de la cristalización en los bordes de las estructuras y los caminos que toman los frentes de onda. Por suerte, el profesor ha colgado varios vídeos en YouTube que permiten ver la reacción en excelentes primeros planos:
El único problema con el que parece haberse topado es la similitud de estos ordenadores químicos con los ordenadores convencionales. ¿Por qué? Porque según el profesor Adamatzky, el ordenador de hielo caliente también tiene el hábito de colgarse de tanto en tanto. Los frentes de onda sencillamente no encuentran la solución al problema planteado, o se detienen en una simple solución circular. Parece que además de esta enorme similitud con los ordenadores de hoy, el profesor encontró muchas más razones para seguir investigando de cerca el comportamiento de los frentes de onda. Hasta que aparezcan resultados más fiables, deberemos conformarnos con Intel y AMD.