Cada vez que se habla sobre platillos voladores, la ciencia hace todo lo posible para derribar ideas locas y conspiraciones con hechos comprobables, pero el concepto de platillo volador puede ser mucho más útil de lo que aparenta. La NASA se encuentra trabajando en un «Desacelerador Supersónico de Baja Densidad», que tendrá como misión principal colocar cargas pesadas sobre la superficie de Marte, y su apariencia general es la de un platillo con 4.7 metros de diámetro.
El mundo cambió un poco luego de que Kenneth Arnold anunciara en junio de 1947 que había visto «platillos voladores». Los reportes de otros testigos comenzaron a acumularse, y ese mismo año la Fuerza Aérea estadounidense encontró al famoso globo meteorológico. Después pasamos a los secuestros de aliens, y a múltiples ejemplos de ciencia ficción, pero por diferentes motivos, el platillo volador en la vida real nunca fue más allá del clásico frisbee. Los nazis trabajaron en el Sack AS-6, la naval de los Estados Unidos hizo sus propios experimentos con el Vought XF5U, y también se vio al VZ-9 Avrocar a finales de los ‘50, sin embargo, todos esos proyectos fueron cancelados. En más de una ocasión se ha cuestionado la capacidad aerodinámica de un plato volador en nuestra atmósfera, aunque si nos alejamos de la Tierra, la historia es muy diferente.
A modo de ejemplo, veamos lo que está haciendo la NASA. El martes pasado, la agencia espacial realizó una serie de pruebas en su LDSD, siglas para Low-Density Supersonic Decelerator. En términos sencillos, es un plato con un diámetro de 4.7 metros que lleva a su alrededor un globo inflable similar a una rosquilla gigante. La función del LDSD es generar resistencia aerodinámica, de forma tal que ciertos objetos con una masa considerable puedan llegar intactos a la superficie marciana. Hasta ahora, el diseño convencional de paracaídas (desarrollado durante el programa Viking en los ‘70) le ha permitido a la NASA enviar sondas al planeta rojo con relativa seguridad, pero cualquier plan avanzado de exploración y/o colonización requerirá del LDSD, o algo similar que pueda surgir a partir de su diseño.
Dicho de otro modo, NASA debe crear los instrumentos que la habiliten superar el límite actual de una tonelada (el rover Curiosity tiene una masa de 899 kilogramos), y el platillo LDSD es la respuesta. Se calcula que el sistema tendrá dos pruebas de vuelo adicionales dentro de unos meses, incorporando toda la telemetría obtenida en la prueba del año pasado. Tal vez no posea extraterrestres en su interior, pero este platillo volador, no es mentira.