La primera vez que los científicos se cruzaron con el pez baboso conocido como Pseudoliparis Swirei fue en el año 2014. Este particular habitante de la Fosa de las Marianas vive a 8.000 metros de profundidad, y todos los especímenes capturados hasta la fecha revelan un buen estado de salud, además de una amplia disponibilidad de alimento. La presentación en sociedad de Pseudoliparis Swirei se llevó a cabo la semana pasada, y estuvo acompañada de mucho material, incluyendo vídeos y tomografías computarizadas.
La Fosa de las Marianas es un lugar extraño y misterioso. Desde cierto punto de vista se podría decir que representa a un mundo completamente diferente, y eso mantiene vivo el interés de los expertos. En 2012, James Cameron bajó a su punto más profundo, el Abismo Challenger, tal vez buscando inspiración para lo que será la continuación de la saga Avatar. Y hoy es el turno de uno de sus habitantes, un pequeño pez baboso designado Pseudoliparis Swirei. Digo «pequeño» porque las imágenes que comenzaron a circular lo hacen parecer gigante, pero en realidad tiene una longitud promedio de 14 centímetros. Es un poco rosado, casi transparente, y no tiene escamas.
Los científicos tienen dudas sobre la posibilidad de que otro pez pueda superar la profundidad a la que vive el Pseudoliparis Swirei. El registro más bajo fue obtenido por un equipo japonés, que lo vio nadando a unos impresionantes 8.178 metros de profundidad. Más allá de ese número, la gigantesca presión (las fuentes hablan de un equivalente al peso de 1.600 elefantes en sus cabezas) comienza a desestabilizar proteínas, pero nadie está dispuesto a cerrar la puerta por completo a una sorpresa. Las trampas destinadas a capturar estos ejemplares tardaron cuatro horas en caer, y su recuperación confirma que los peces babosos se han adaptado de maravillas. El alimento es abundante (algo asociado a la forma de la fosa), y no tienen depredadores. Incluso sus huevos, de un centímetro de diámetro, se desarrollan sin mayores incidentes.
El vídeo fue compartido por la Universidad de Washington, al igual que las imágenes obtenidas vía tomografía computarizada. Lo que aparece en verde es un diminuto crustáceo devorado previamente por el pez baboso, pero más allá de sus dientes, el Pseudoliparis Swirei parece succionar y tragar a sus presas enteras.