La historia de las máquinas recreativas (o máquinas arcade, como prefieran) va mucho más atrás de lo que pensamos. Computer Space puede haber sido el primer videojuego operado con monedas vendido comercialmente, pero antes de la era electrónica, las máquinas dependían de verdaderos maestros de la mecánica y el toque único de artesanos, desplegando sus habilidades de forma original y divertida. Hoy les ofrecemos vídeos con fabulosos ejemplares de antaño, junto con algunos detalles históricos.
A pesar de que reconozco ser parte de la primera generación que estuvo expuesta a las consolas y los ordenadores hogareños, no había nada como salir disparado a la sala de recreativas y gastar cada moneda que tenía en el bolsillo. Recuerdo muy bien aquella época de fuego en la que Street Fighter II (1991) y Mortal Kombat (1992) reclamaban toda la atención y se formaban filas para poder jugar. Sin embargo, en estos dias el concepto de “máquina recreativa” parece haberse desvirtuado un poco. Ahora es más fácil encontrar consolas modificadas e instaladas en carcasas que se hacen pasar por recreativas, pero esto no siempre fue así. Nos encantaba jugar en ellas, y apenas ver una ya encendía nuestros radares. El cine no fue austero con esta idea, y varias películas mostraron recreativas, desde “Soylent Green” con un primer plano de “Computer Space” hasta “Tron”, “The Last Starfighter”, “Terminator 2” (John Connor sí juega Missile Command antes que After Burner, no insistan) y por supuesto “Back to the Future II” con Marty McFly jugando “Wild Gunman”.
Pero el mismo Marty juega a una versión antigua del mismo juego en la tercera película, y tampoco debemos olvidar a Tom Hanks pidiendo su deseo en “Big” frente a “Zoltar Habla”. Las máquinas recreativas no nacieron con la electrónica, y existieron grandes cantidades de máquinas tanto electro-mecánicas como mecánicas en su totalidad. Parques de diversión, ferias, y otros lugares de amplia concurrencia de público fueron los primeros en exponer a estas “recreativas originales”. La galería de tiro era uno de los temas más populares, pero las máquinas de la fortuna y las “pruebas físicas”, como por ejemplo demostrar la fuerza de tus pulmones, también se abrieron paso. Aún así, no podemos negar la relación que guardan las primeras recreativas con las denominadas “tragaperras”, originalmente preparadas para entregar premios específicos (cigarrillos, goma de mascar, etc.), un detalle que apenas les permitía evadir (y no en todos los casos) las regulaciones que prohibían las apuestas. El Pachinko japonés nubla aún más la línea entre arcade y tragaperra. La ley japonesa prohibe el pago de dinero directamente desde una máquina, pero esto ha sido solucionado con “centros de canje” separados físicamente de las salas de juego.
Y por supuesto, no podemos olvidar a las máquinas “pinball”. A decir verdad, los primeros conceptos de Pinball se remontan al Siglo XVII, en la forma de la “Bagatelle”, un juego derivado del billar. Luego nació la variante conocida como “Billar japonés”, en el que se introdujo el ahora icónico “lanzador de resorte” en reemplazo del taco. No fue sino hasta 1869 que un tal Montague Redgrave popularizó a este lanzador. Sus avances en el desarrollo y la miniaturización de sus máquinas (ahora podían instalarse sobre mostradores) hicieron que Redgrave sea considerado como uno de los padres del “Pinball moderno”. Su operación por monedas no se hizo efectiva hasta la década de 1930, en la que también se introdujo su electrificación.
Las primeras máquinas entregaban hasta siete bolas por un centavo, lo que las convirtió en una forma extremadamente popular y barata de entretenimiento, algo bienvenido en plena Gran Depresión. Así se activó una especie de “Era Dorada” de los pinballs, con más de 150 empresas dedicadas a su fabricación en 1932, pero el alto nivel de competencia y la situación económica de la época hicieron que sólo quedara el diez por ciento de las empresas en apenas dos años. Con la llegada de la Segunda Guerra, todos los recursos fueron redirigidos hacia el esfuerzo militar, y no fue sino hasta 1947 cuando apareció “Humpty Dumpty” de la empresa Gottlieb, la primera máquina de pinball en introducir los “flippers”, los brazos controlados por el jugador para mantener la bola en la mesa.
Con la aparición de la electrificación, y la eventual llegada del estado sólido, la mecánica en estas primeras recreativas se hizo a un lado en favor de luces, pantallas, y otra clase de estímulos, lo que también contribuyó a una aceleración en el “descarte” de algunas máquinas, ya que la rentabilidad de una máquina está directamente relacionada con su popularidad. Incluso juegos extremadamente solicitados en los últimos años como el Dance Dance Revolution y el Pump It Up suelen caer en períodos de letargo, sólo para ser “resucitados” ya sea con una nueva versión o una inesperada exposición mediática. Aún así, no son pocos los que creen que las recreativas son una raza en peligro de extinción, gracias al relativo bajo costo de las consolas y a la dinámica de los juegos en línea. En lo personal, yo no lo creo así, y si las recreativas deben sobrevivir en la forma de consolas convertidas, que así sea. Mientras tanto, me iré a buscar un “Bubble Bobble”. Tiene que haber uno funcionando en alguna parte…