El clásico cinematográfico de Francis Coppola llega a nuestros ordenadores y consolas, donde demostraremos que la familia Corleone es la única capaz de dominar por completo la ciudad de Nueva York. Electronics Arts, la empresa responsable de convertir la famosa película en una versión interactiva, ha invertido una importante cantidad de dinero en este proyecto, algo así como 20 millones de dólares. El juego se retrasó un poco más de lo esperado, corriéndose la fecha de salida desde la original -en Diciembre pasado- hasta estos días.
Mediante una campaña publicitaria más que atractiva, EA introdujo El Padrino para PC, PS2 y Xbox. Y los resultados no se hicieron esperar, ya que trepó hasta el primer lugar de ventas en su primer fin de semana en los comercios. El hecho de que el juego cuente con los personajes exactos de la película, y que incluso muchos de ellos hayan prestado sus voces para darle más vida a los actores virtuales, ayudó mucho a generar expectativas. Por el lado negativo, encontramos las declaraciones de Francis Coppola, que señaló que esta versión jugable no implementa de manera correcta lo visto en las películas. Por otra parte, Al Pacino -quien protagoniza a Michael Corleone- se negó a cooperar con EA para reflejar su cara y su voz en el personaje.
Pero no dejen llevarse por estos comentarios, El Padrino es un videojuego digno de probar. Los motivos los encontrarán en las próximas páginas.
Nuestra relación con la conocida familia encabezada por Don Vito Corleone comienza cuando, en una rutinaria tarde de trabajo, nuestro padre es asesinado a manos de miembros de los Barzini. En ese momento, el Don nos adopta como a un hijo más y, gracias a su aporte durante toda la adolescencia, llegamos a convertirnos en un hombre con todas las letras. A partir de allí, comenzaremos a trabajar para La Familia, intentando devolverle de alguna forma todo lo que la misma hizo por nosotros. Y por qué no, convertirnos en uno de sus miembros más importantes.
Todo empieza en Little Italy, la pequeña porción de Nueva York que está bajo el control de los Corleone. Las primeras misiones nos sirven a modo de entrenamiento, para aprender los movimientos básicos de nuestro protagonista y cómo cuidarse el pellejo en una ciudad tan peligrosa. Pronto, el Don nos hará involucrar con el resto de las familias. Los Tattaglia habitan la zona de Brooklyn, al este. Los Stracci tienen su zona de influencia en Nueva Jersey, ubicada al oeste. Al norte, los Cuneo habitan la sección Hell´s Kitchen, mientras que los Barzini (los más poderosos, sin duda) dominan Midtown.
El hecho de que cada familia tenga su propio territorio se verá reflejado en los negocios bajo su poder. El mapa muestra los diferentes lugares controlados por cada una de ellas, situación que podremos modificar con sólo “hablar” un poco con los dueños de los sitios en cuestión. Negocios como panaderías, florerías y carnicerías suelen ser tapaderas para otro tipo de actividades ilegales, como la prostitución y el juego clandestino. Apoderarnos tanto de éstos como de locales que sirven como cobertura para los mismos es uno de los objetivos fundamentales del juego. Lo mismo para las almacenes, las centrales de transporte y las mansiones de cada familia. ¿Qué logramos con todo esto? Respeto, mucho respeto, un medidor que define qué grado de poder tenemos sobre la ciudad. Para hacer desaparecer definitivamente a una familia, habrá que conquistar todos sus negocios y destruir por completo su hogar principal.
Si jugaron la saga Grand Theft Auto, pues se sentirán como en su casa con El Padrino. La mecánica es la misma: tenemos la ciudad a nuestra disposición, pudiendo trasladarnos de un lado a otro a bordo de los vehículos que circulan por la calle (tomándolos “prestados” de sus dueños, naturalmente). Para cumplir una misión, simplemente nos dirigimos al destino marcado en el mapa con un punto, que puede ser azul o amarillo según pertenezca a la campaña principal o sea una tarea secundaria. Es que, tal como en la serie de Rockstar, tenemos una línea argumental con su propio conjunto de misiones, y diversas asignaciones extra que nos sirven para mejorar nuestras habilidades, ganando respeto y dinero en el proceso.
Ya que acabo de mencionar la palabra habilidades, paso a comentar el condimento de juego de rol que posee El Padrino. Nuestro personaje cuenta con cinco atributos principales: Pelea, Velocidad, Habilidad Callejera, Salud y Disparo. A medida que ganamos respeto y llenamos una barra azul, iremos subiendo de nivel y obteniendo puntos para mejorar cada uno de ellos. En total, cada habilidad cuenta con 10 niveles, y cumpliendo con TODO lo que nos demanda el juego llegaremos a perfeccionarlas al máximo. Es importante distribuir bien los puntos en un principio, porque las ventajas que otorgan ayudan a superar las difíciles instancias que existen durante el desarrollo de la historia. Más de una vez terminaremos frustrados ante la dificultad que plantean ciertas misiones, pero es cuestión de seguir intentando hasta conseguir terminarlas con éxito.
Pero no sólo las habilidades podremos mejorar. El arsenal disponible lo podemos obtener de los enemigos abatidos o en determinados sitios de la ciudad, donde se ocultan los vendedores de armas. Mientras que algunos de ellos sólo se limitan a ofrecernos munición, otros -ubicados en lugares más escondidos- tienen en venta una serie de modelos de lujo, con precios superiores a los cien mil dólares. Claro que recién podemos adquirirlos hacia el final del juego, donde el dinero comienza a surgir en grandes cantidades.
Ya comentamos que se deben conquistar locales de venta para progresar en el juego, pero no explicamos cómo se logra ésto. Al ingresar en un negocio rival, veremos que su dueño tiene un icono especial sobre su cabeza, lo que indica que él es el responsable del lugar. Para alcanzar nuestro objetivo, primero se lo pedimos cordialmente. Si no coopera, los métodos más persuasivos serán más eficientes: amenazar verbalmente, apretar su cuello o amagar a golpearlos con un bate suelen dar buenos resultados. Con el suficiente susto encima (cuando el medidor azul alcanza la línea verde), tendremos el trato. Pero ojo, si nos excedemos podemos llegar a provocar la furia de esta persona y se defenderá a golpes de puño, por lo que no lograremos ninguna negociación.
Por otro lado, las misiones principales involucran acciones más variadas para realizar. No todo son tiros y golpes, sino que habrá que usar un poco más el cerebro. Obviamente, estando en el ámbito de la Mafia, no faltarán los típicos trabajitos donde se nos pida encargarnos de alguien en particular. Ya saben cómo es esto: el mismo que en este momento oficia de aliado en una misión, más adelante puede ser un potencial objetivo para eliminar. El Padrino cuenta con varias de esas situaciones, y para quienes no hayan visto la película, serán más que sorpresivas.
Como verán en las imágenes, se ha hecho un muy buen trabajo sobre las caras de los personajes, especialmente en la de los Corleone y sus secuaces. La versión para ordenadores es la que tiene texturas con mejor definición, pero sufre de algunos inconvenientes en sus gráficos: texturas que titilan, personas que atraviesan objetos (clipping) y la repentina aparición de los vehículos en la carretera son algunos de ellos. Por otra parte, los efectos especiales como las explosiones y el humo que se desprende de los carros están bien logrados.
En cuanto al sonido, las voces en ingles están interpretadas por los mismos actores de la película, a excepción de algunas de ellas (como la de Michael). En español pierden un poco su esencia, pero no llegan a ser malas, de hecho, cumplen su papel dignamente. La música aporta el toque distintivo, con la melodía que hizo historia en el cine.
Concluyendo, El Padrino es un juego que nos hará pasar horas frente a la pantalla, ya que para alcanzar el objetivo final (ser Don de Nueva York) habrá que llevar a cabo TODOS los objetivos -principales y secundarios- del título. Esto se traduce en 20 a 25 horas de diversión, así que preparen un buen sillón, un refresco y a disfrutar.
Promedio: 81%