Todos nuestros mayores siempre se mostraron estupefactos ante la miniaturización a las corridas de la tecnología. Todo lo que antes ocupaba una sala, ahora ocupa milímetros y esto es algo que sorprende más allá de la generación a la que se pertenezca. Un nuevo caso de miniaturización extrema se mostró en la Universidad de Michigan, donde se fabricó el ordenador más pequeño del mundo, con tan solo 1 milímetro cúbico de tamaño. Su objetivo será controlar la presión ocular producida por el glaucoma, pero las expectativas sobre la tecnología van más allá.
La ley de Bell de las clases de computadoras describe cómo los factores de forma de los sistemas de computación evolucionan y mueren cada aproximadamente 10 años, reduciendo su costo de fabricación por tener menos componentes y ser de menor tamaño. La demostración de quienes siguen la ley está basada en diferentes modelos que ha salido en los últimos 50 años, incluso desde antes que Gordon Bell la enunciara en 1972. En 1960 teníamos los mainframes, en 1970 llegaron las minicomputadoras para diez años más tarde ser remplazados por los ordenadores personales. En los 90 surgieron las estructuras pequeñas de cliente-servidor como navegador web y en el 2000 llegaron los servicios web junto a los dispositivos de factor de forma pequeña, como móviles. A partir de 2005, los sensores wifi, tablets, microcomputadoras y demás siguieron formando parte de la lista. Con esto como premisa, no es raro ver que hoy estemos ante el ordenador más pequeño del mundo, aunque sea una producción muy particular.
Entre curiosidad y proeza tecnológica, aunque probablemente sea las dos cosas, el ordenador más pequeño del mundo nace a través de un proyecto de la Universidad de Michigan. Allí, los investigadores del área de ingeniería informática han armado un ordenador que tiene poco más de un milímetro cúbico, 20 veces más pequeño que una moneda de un dólar estadounidense. La función del ordenador más pequeño del mundo es la de tratar el glaucoma a través de la actuación sobre la vista, reduciendo la presión ocular. Contando con un procesador, memoria, sensor de presión, batería con celda solar y una radio inalámbrica, el mini ordenador se muestra como un objetivo tecnológico para seguir de cerca y replicar para su accionar en otro tipo de soluciones, tanto médicas como industriales.
Se ha indicado que el procesador que utiliza este ordenador es un chip bajo el nombre Phoenix, con un consumo de energía de bajos niveles y aprovechando cada punto de la energía proveniente de la celda solar. El consumo de energía es de sólo 5.3 nanovatios cada vez que sale del modo de espera para leer los niveles de presión cada 15 minutos. Para recargar la batería, la exposición a la luz solar debe ser de una hora y media, pero también se carga con luz artificial en diez horas. En cuanto a la memoria, se ha dicho que puede conservar hasta una semana de datos que se transmiten a un dispositivo externo, lo que indica que su uso podría estar fuera de la medicina como dijimos arriba. Los micro ordenadores ya están entre nosotros, ahora falta darle la forma adecuada para resolver los problemas más urgentes en medicina, robótica e industria.