En el mundo de las patentes, Apple es un jugador como pocos. Implacable a la hora de defender sus ideas, el gigante de Cupertino demuestra la misma intensidad al registrarlas. Una de las más recientes nos enseña un formato de ordenador “libre de escritorio”, que en vez de utilizar una pantalla tradicional, recurre a un proyector integrado para reproducir imágenes y vídeo.
Si compras un Mac Mini, necesitas un monitor externo. No tiene que ser necesariamente Apple, pero la tienda oficial tiene su lista de opciones. Ahora, imagina por un momento que en vez de usar un monitor, el Mac Mini está conectado a un proyector. A decir verdad, no es algo tan descabellado. Con la ayuda de un adaptador adecuado, hay por lo menos media docena de proyectores que se llevan de maravillas con el hardware Apple. Sin embargo, lo que tenemos aquí es una patente, número 8610726. En resumen, lo que nos enseña esta patente es un ordenador con un proyector integrado en su carcasa. Dicho proyector, sobre el que se mencionan LEDs o diodos láser como fuente de luz, podría ser configurado para utilizarse bajo condiciones específicas (como la reproducción de DVDs), y con la ayuda de sensores, sería capaz de alterar su funcionamiento y calibrarse automáticamente, un sueño lejano para muchos proyectores.
No hay inconvenientes técnicos que impidan a Apple seguir con esta línea de desarrollo si así lo deseara. Sin embargo, creo que la barrera más importante para semejante concepto es su relevancia. La patente fue presentada originalmente en septiembre de 2008. El iPhone 3G apenas llevaba tres meses en el mercado, y el iPad era una simple teoría. Las prioridades de Apple han cambiado por completo en los últimos cinco años, y aunque el concepto de un proyector que se calibra a sí mismo es muy interesante, la implementación de tecnologías avanzadas como las pantallas Retina (más de cinco millones de píxeles en 15,4 pulgadas) hace que el mejor proyector muerda el polvo. En estos días, creo que es más conveniente para cualquier usuario colgar un LED de 32 o 42 pulgadas en la pared y usarlo como monitor Full HD, o inclinarse (de ser posible) por un iMac de 27 pulgadas, a menos… que el sistema esté destinado al entorno empresarial. Después de todo, a la hora de las presentaciones, el proyector es rey.
