Con la difícil tarea de crear ordenadores biológicos que funcionen como nuestro cerebro, la bioingeniería sigue haciendo esfuerzos para desarrollar el futuro de la informática. Recientemente se ha sabido de un nuevo avance, un transductor molecular, que ha ayudado a desarrollar el ordenador biológico más complejo hasta la fecha y la evolución es tan grande, que ya se están desarrollando programas para que este ordenador futurista pueda resolver cálculos de una complejidad impensada.
Los ordenadores biológicos son un sueño de la bioingeniería y nos las vienen prometiendo desde que somos pequeños, sin embargo nos acercamos con el oído a nuestros microprocesadores y todavía seguimos sin escuchar los latidos, además de quedarnos con una quemadura de tercer grado en la oreja. Así y todo, fuera de nuestro alcance, los ordenadores biológicos están desarrollándose en varios laboratorios a lo largo y ancho del mundo, intentando buscar una forma lo suficientemente efectiva y accesible como para hacer de esta una tecnología útil para el campo de la investigación científica y, algún día, parte del consumo masivo. Como la creación de ordenadores en base a ADN y biomoléculas cuesta tanto, cada vez que hay algún avance es un momento para celebrar. Recientemente se ha sabido que los científicos a cargo del Technion-Israel Institute of Technology han desarrollado el escalón siguiente para los ordenadores biológicos, un “transductor molecular”.
Según nos cuentan en el documento fuente, técnicamente, un ” transductor molecular”, es un nuevo dispositivo de computación capaz de procesar los datos y codificar los resultados en su propio código genético, que luego puede utilizar en los siguientes cálculos. El transductor puede ser comparado a lo que conocemos como una máquina de Turing universal, una máquina que puede simular a cualquier otra. Con este invento, según trasciende del paper publicado por este grupo de científicos, la máquina podría tratar diferentes tipos de problemas con tan solo cambiar muy poco de su configuración. De hecho, en este momento ya hay un gran número de programas escribiéndose para que sean utilizados por este ordenador biológico, el más complejo creado hasta este momento.
Lamentablemente no ha circulado más información acerca de las entrañas mismas de este ordenador biológico, pero a su debido tiempo los científicos a cargo darán la información faltante. Lo que sí sabemos es que si a estas alturas ya estamos descubriendo que hay desarrolladores de software para ordenadores biológicos y que estos pueden emular diferentes máquinas para resolver cálculos, claramente falta muchísimo menos de lo que creíamos para ver a estas maravillas en acción.