El Magnapinna, algo parecido al Kraken, la mítica criatura de los fondos abisales, fue grabado por la cámara de un submarino propiedad de la petrolera Shell. Esta especie de mezcla entre calamar y alien, vive a casi 3 kilómetros de profundidad y resulta muy difícil de filmar por las extremas condiciones que imperan tan lejos de la superficie. Son casos raros, pero la suerte a veces se pone de nuestra parte para proporcionarnos espectáculos como éste. A algunos les producirá pavor, otros estarán pensando en la cantidad de riquísimos bocadillos de calamares que pueden salir de semejante pieza.
“Todos escuchaban aún cuando el monstruo se hizo visible, babeando y apretando su inmensidad verde y gelatinosa a través de la tenebrosa abertura hasta elevarse pesadamente en el aire corrompido de aquella ciudad de pesadilla. De los seis hombres que nunca llegaron al barco, cree que dos murieron simplemente de miedo en aquel instante maldito. El monstruo está más allá de toda posible descripción. No hay lenguaje aplicable a ese abismo de horror inmemorial, a esa pavorosa contradicción de todas las leyes de la materia, la fuerza y el orden cósmico. Una montaña que caminaba. El monstruo de los ídolos, el verde y viscoso demonio venido de otros astros, había despertado para reclamar sus derechos.”
H.P. Lovecraft (Los Mitos de Cthulhu)
Terrorífica entrada del maestro Lovecraft, que ilustra magníficamente el horror que nos induce observar criaturas como las del vídeo. El Magnapinna, también conocido como "calamar con codos", fue filmado por la cámara de un submarino de Shell, en sus inmersiones de rutina, a una profundidad de 2.5 kilómetros. El descubrimiento fue hecho en Noviembre de 2007, en el Golfo de México, pero la grabación se conoció el pasado 24 de noviembre. Allí, en la inmensidad de la nada, apareció la fantasmal figura de esta variante del calamar de 1 metro de anchura, por unos 4 metros de longitud.
Con melifluos y ondulantes movimientos, esta criatura de las profundidades se desplazó durante quién sabe cuanto ajena a nuestra curiosidad. No son peligrosas. No muerden ni pican ni poseen venenos mortíferos, pero su mera presencia nos inquieta y nos genera un desasosiego que puede convertirse en pavor a poco que evoquemos la figura del Kraken, fabuloso monstruo de la mitología escandinava, que tenía forma de calamar gigante y atacaba a los barcos devorando a su tripulación sin ningún tipo de misericordia.
También se le asocia con la infernal criatura imaginada por la mente del genio de la literatura de terror, Lovecraft, y que posee una forma parecida, con un gigantesco cuerpo mitad calamar mitad bestia de pesadilla. A partir de ahora miraré con otros ojos las raciones de calamares a la romana.