¿Ya han pasado dos décadas? ¿20 años desde aquella idea que cruzara por la cabeza de un tal Linus Torvalds? Parece mentira, pero así es. Muchos de nuestros lectores recuerdan bien aquellas épocas en la que todo lo que estuviera basado en Linux era visto como una especie de oscurantismo ante la eminencia y el dominio de las plataformas propietarias. Pero los tiempos han cambiado, y el kernel Linux ha recorrido un camino impresionante, que lo está llevando a una cantidad cada vez más importante de ordenadores y dispositivos móviles, sean hogareños, comerciales o industriales. El kernel Linux tiene dos décadas de edad, y con alegría podemos decir, que todavía es todo un adolescente.
Si compras un teléfono móvil, lo más probable es que lo encuentres en su interior. Lo mismo se aplica a cámaras fotográficas, routers, máquinas de azar, cajeros automáticos, terminales de facturación, y la lista sigue, ajustándose a diferentes entornos. Linux está en muchos más lugares de los que imaginamos, a pesar del esfuerzo que hacen los gigantes de la informática para intentar convencer a la gente de lo contrario. Es mucho más que un símbolo de rebelión, o una forma de “pelear contra el sistema”. Hoy en día, Linux es una opción con identidad propia, y una muy buena a decir verdad. A un lado quedan aquellos clásicos beneficios de “libertad de código” y “costo cero”, porque más que beneficios, son garantías. No importa si es una plataforma con fines educativos, o un robot que construye coches en una línea de producción. Linux transmite adaptabilidad y flexibilidad, pero estas ventajas, estas virtudes, no aparecieron de la noche a la mañana. Le tomó “apenas” veinte años…
Las palabras de Linus Torvalds están bien documentadas en cada rincón de la Web. Cuando la idea primordial de Linux pasó por su mente en abril de 1991, la razón principal para ello no fue nada más que un entretenimiento. Ya existía GNU Hurd como un posible reemplazo del kernel Unix. Por otro lado estaba BSD, un derivado de Unix desarrollado por la Universidad de California Berkeley. Y después estaba MINIX, literalmente “Mini-Unix”, creado por Andrew Tanenbaum en el año 1987. ¿Entonces por qué hacer Linux? Hurd estaba incompleto, BSD ya estaba intercambiando proyectiles con AT&T con la propiedad intelectual de Unix en el centro del conflicto, y MINIX no se adaptaba del todo bien al nuevo hardware de 32 bits, más específicamente, el Intel 386, sin mencionar el hecho de que existían restricciones para su modificación y distribución. Si Hurd o el 386BSD hubiesen estado listos en aquel mes de abril de 1991, tal vez el pingüino nunca hubiera existido… aunque la historia de Tux llega un poco más tarde.
Un año después, Linux adopta la licencia GNU GPL (“lo mejor que jamás he hecho”, según el propio Torvalds), y en 1993 aparece Slackware, una de las primeras “distros Linux”, y la más antigua en ser mantenida en estos días. A partir de allí, el grifo quedó abierto. Apenas un mes después llegaba Debian, una distro a la cual, a pesar de no estar usándola actualmente, siempre le estaré agradecida por ser mi “maestra” en el universo Linux, algo que estoy seguro se repite con muchos de nuestros lectores. Fue finalmente en 1996 cuando Torvalds se inclina por un pingüino como mascota de Linux, cortesía de un mordisco provocado por una de estas adorables aves durante una visita en el zoológico de Canberra, unos años antes. Media década después de su nacimiento, Linux ya tenía reconocimiento, tenía distros, y hasta tenía su propia mascota.
Dicho de otra forma, Linux comenzaba a ganar atención. ¿De quién? De “ellos”, los gigantes del mercado informático. IBM y Oracle fueron entre los primeros en otorgar soporte para Linux. Hoy en día estas corporaciones están entre las que más contribuyen a Linux a nivel de código y soporte general. Sin ir más lejos, la compatibilidad con puertos USB 3.0 llegó a Linux gracias a una programadora que trabaja para Intel. Pero no todos son amigos de Linux. En aquellos años en los que Windows 95 gobernaba al entorno hogareño, Linux no había sido del todo registrado por Microsoft, pero con el paso del tiempo, el “registro” se convirtió en “presencia”, y eventualmente en “amenaza”, tomando en ocasiones un tono extremadamente hostil. Algunas de las descripciones utilizadas por Redmond han quedado en la historia. “Comunista” por un lado. “Cáncer” por el otro. Más allá de las apariencias, los roces todavía continúan. ¿Recuerdan aquella contribución de código hecha al kernel Linux? No tuvo nada de caritativa. Con la entrega de código, Microsoft evitó sanciones legales ante una nueva violación de GPL, algo que ya hemos visto en varias ocasiones. Al menos sabemos que no es algo personal: “Libre y gratuito” y “propietario y comercial”, son términos que simplemente no se mezclan.
El siglo XXI ha hecho que Linux experimente no solamente un salto de calidad, sino un incremento masivo en su exposición mediática. El 20 de octubre de 2004 resultó ser una fecha muy especial, marcando el lanzamiento de la primera versión de Ubuntu, una desviación basada en Debian. No es del agrado de todos, y los seguidores de Linux pueden debatir durante horas sobre sus puntos a favor y en contra, pero nadie puede negar que Ubuntu ha sido una “distro bisagra” en la historia de Linux. Hoy tiene un porcentaje de mercado superior al 49 por ciento entre todos los sistemas de escritorio con una distro Linux instalada. Es la “primera referencia” entre los usuarios novatos cuando hablan de Linux, y los cambios que realizó han sabido dejar huellas a su manera. No es por nada que muchas distros han comenzado a basarse en Ubuntu, aunque siempre sin olvidar que es un vehículo para el kernel Linux.
Y en pleno 2011, la palabra clave para describir la presencia de Linux no es otra más que Google Android. Hay un incremento razonable en la preocupación de la comunidad ante un posible cierre de la plataforma móvil por parte de Mountain View. Los detalles de fragmentación, el paso en falso de la versión 3.0 y la tremenda competencia podrían llevar a eso, pero de momento, en cada móvil y tablet con Android instalado, hay un kernel Linux funcionando. Este probablemente sea el pináculo de la flexibilidad de Linux. Hace 20 años, Torvalds lo creaba para operar en un sistema Intel 386, y no estaba seguro de poder ampliar su soporte a otra clase de hardware más allá del suyo. Hoy, lo llevamos en nuestros bolsillos de forma casual, como si siempre hubiera sido ese su hogar original.
Linux sigue su camino, con buenas y malas noticias por igual. Su avance entre los dispositivos móviles es cada vez más notable, mientras que algunos han decidido regresar a las filas propietarias, como es el caso del gobierno alemán. Sin embargo, decisiones de ese tipo se toman a cada momento, y estamos convencidos de que la culpa no es del kernel. Linux tiene veinte años, que se verán oficializados cuando lleguemos a agosto, mes en el que se publicó la primera versión del código. Sean ordenadores de escritorio, netbooks, tablets o smartphones. Fábricas, mercados de valores, o un submarino nuclear. Linux se adaptará y continuará, ya sea por la mano de Torvalds, o por aquellos que lo sigan. ¡Feliz cumpleaños, Linux! Y que no sea una sorpresa hacer un repaso de este mismo artículo, de aquí a veinte años.