La idea de transformar desperdicios en energía, calor y/o combustible no es precisamente nueva que digamos, pero es su aplicación a escala hogareña la que aún necesita desarrollo. ¿Qué tal suena obtener energía de todas esas sesiones de meditación universal en el inodoro? Un grupo de investigadores en el Instituto Ulsan de Ciencia y Tecnología presentó un prototipo de inodoro que traslada el excremento humano a un reactor, donde se genera biogás y dióxido de carbono. Además, el sistema actual utiliza tokens para recompensarte por tu «esfuerzo» en el campus del instituto.
Cuando algo cae mal y estás obligado a reiniciar la eterna batalla contra las fuerzas de mal sentado en el inodoro, lo último que debe pasar por tu cabeza es la posibilidad de convertir a todo ese caos que acabas de expulsar en energía. Sin embargo, es una fuente perfectamente válida siempre y cuando se la procese del modo correcto. Ahora, al visualizar dicho procesamiento es casi inevitable pensar en grandes y complejas instalaciones, dejando de lado cualquier operación a pequeña escala. Por suerte, hay gente muy preparada trabajando en este desafío, y puede que dentro de algunos años, la transformación hogareña de excremento en energía se haga realidad.
Lo que acabas de ver es el prototipo de inodoro ecológico desarrollado por un grupo de investigadores en el Instituto Ulsan de Ciencia y Tecnología, en Corea del Sur. Básicamente, una vez que concluyes tu descarga, el inodoro utiliza unos 500 mililitros de agua para transferir el contenido a través de un mecanismo de succión, hasta llegar a un reactor donde se lleva a cabo la digestión. Esto a su vez genera biogás, que podría terminar alimentando al sistema de calefacción, y dióxido de carbono, el cual facilita el crecimiento de algas verdes ricas en lípidos, destinadas a la producción de biodiésel. Si sólo te interesa la obtención de energía, entonces la historia finaliza aquí… pero hay algo más.
Los investigadores iniciaron la instalación de estos inodoros en todo el campus, y con cada descarga satisfactoria, los usuarios recibirán a cambio una serie de tokens digitales vía aplicación móvil y código QR. Los tokens pueden ser intercambiados por diferentes servicios y alimentos en las tiendas del campus. En otras palabras, si un estudiante surcoreano no llega a pagar el desayuno con plástico o efectivo, tal vez lo único que necesite es echarse un buen ca–(¡piiiiiiii!) antes de pasar por la cafetería. En lo personal apruebo la idea de recuperar energía del desperdicio humano, pero creo que por estas regiones tratarán de explotar al sistema de algún modo. Si el inodoro depende de la buena fe del usuario a la hora de identificar orina y excremento, no va a ser tan fácil…
Fuente: NBC12 (vía CNN)