Algunas antigüedades nos dejan con la boca abierta por su fabuloso estado de preservación. Otras, por circunstancias inusuales que jamás volverán a repetirse. Finalmente, están aquellas cuya propia existencia presenta un desafío enorme. Tomemos el caso del Ídolo de Shigir, localizado en una turbera a cuatro metros de profundidad en enero de 1894. El ídolo está hecho en madera, por lo que no deberíamos haber encontrado nada más allá de unas pocas astillas, pero el último estudio sugiere que tiene más de 11.000 años…
La historia «moderna» de este fabuloso artefacto comenzó el 24 de enero de 1894 en la turbera de Shigir, a unos cien kilómetros de lo que hoy conocemos como la ciudad de Ekaterimburgo. Los estudios en esa zona se iniciaron cuatro décadas antes, después de que fueran descubiertos varios objetos prehistóricos en una mina de oro a cielo abierto. El ídolo fue extraído de la turbera a cuatro metros de profundidad, y se rescataron diez partes en total.
El profesor D. I. Lobanov fue el encargado de la reconstrucción principal, formando una escultura de 2.8 metros de alto. Sin embargo, el arqueólogo ruso Vladimir Tolmachev propuso en el año 1914 una reconstrucción alternativa. Al parecer, el trabajo original de Lobanov dejó algunas piezas de lado, y la nueva configuración reveló una altura original de 5.3 metros. Lamentablemente, las partes inferiores del ídolo se perdieron, y lo único que queda de la versión de Tolmachev son dibujos.
Pero había una duda aún más grande que la de su tamaño, y es la antigüedad real del Ídolo de Shigir. La primera datación por radiocarbono se hizo en los ’90, y arrojó un resultado de 9.500-9.800 años, al que los expertos consideraron improbable. Los cazadores y recolectores de la época simplemente no tenían la habilidad para trabajar sobre una pieza tan grande, o la riqueza simbólica que el ídolo exhibe en su superficie…
… pero un grupo de expertos en la Universidad de Gotinga en Alemania llevó a cabo su propio análisis… y llegó a la conclusión de que el ídolo tiene poco más de 11.500 años de antigüedad. Partes de Europa y Asia aún estaban saliendo de la Glaciación Würm. El ídolo había pulverizado todas las reglas. Se suponía que las primeras muestras de arte ritual a esa escala eran producto de granjeros sedentarios, 8.000 años atrás: El ídolo demuestra lo contrario. El período de los cazadores y recolectores no era un desierto artístico como se creía.
Entonces, ¿por qué no hay más ejemplares? La razón más lógica: Usaban madera. El Ídolo de Shigir es una verdadera anomalía en materia de preservación. Su presencia en la turbera, un lugar ácido y anaeróbico de muy lenta descomposición que mata microorganismos y provoca un efecto de «curtido», fue fundamental para que permaneciera (relativamente) intacto. Y además, instala un nuevo objetivo: Seguir buscando.
Fuente: The Siberian Times
Fuente: The Guardian