A pesar de que el espacio exterior sea realmente grande, las cosas en la órbita terrestre están más sucias de lo que a cualquiera le gustaría. El choque entre dos satélites ocurrido el 10 de febrero pasado tiene a todas las agencias espaciales con los pelos de punta. Trozos de satélite están saliendo disparados hacia cualquier parte, y todo el equipo funcional que actualmente se encuentra en órbita corre un riesgo cada vez mayor. Pero uno de los puntos más preocupantes es que una de las víctimas que se encuentra en situación delicada es nada menos que el Telescopio Espacial Hubble.
Tengamos esto en cuenta: Más de seiscientas piezas detectadas (y ni siquiera pongámonos a pensar sobre las que no pueden detectar) girando alrededor del globo a la locura de 28.000 kilómetros por hora están provocando que la misión de mantenimiento para reacondicionar al telescopio Hubble esté en riesgo. La misión, originalmente programada para mayo, se encuentra en una situación muy difícil debido al choque de los satélites. La posición del Hubble es complicada por el simple hecho de estar en el espacio, pero esta nueva cantidad de objetos fuera de control elevan el potencial de convertir al telescopio en un verdadero colador espacial.
Como si eso no fuera suficiente, hay que agregar a la ecuación las caminatas espaciales necesarias para el mantenimiento del Hubble. En teoría hay cinco caminatas programadas, todas ellas con un objetivo crítico para mejorar la eficiencia y la durabilidad del Hubble. Se necesitan nuevos blindajes contra la radiación, reemplazar sus baterías internas, y además se espera agregar nuevo equipamiento. Además del telescopio, el riesgo de una colisión alcanzaría tanto a los astronautas que son parte de la misión como al transbordador que debe llevarlos hasta allí y traerlos de regreso.
Si bien esto ha tomado vuelo en los medios recientemente, la historia de la basura espacial y el riesgo de colisiones viene desde hace mucho. Incluso en el año 2007 los chinos hicieron volar en pedazos a un satélite como parte de una prueba misilística, y los restos de dicho satélite aún siguen suponiendo un riesgo. Debido a esta situación, la NASA se ha visto obligada a reevaluar las posibilidades de una colisión con el Hubble de 1 en 200 a 1 en 185. ¿Qué más puede complicar las cosas? La misión de mantenimiento sería la última utilizando a los transbordadores, programados para su retiro definitivo en el año 2010. Con toda esa basura orbitando la Tierra y las complicaciones que rodean a la misión de mantenimiento, hacen que el futuro del Hubble sea, como mínimo, bastante nebuloso. Sin embargo, la pregunta de fondo no es cómo volverán a chocar dos satélites, sino cuándo.