Vaya chasco. La NASA dice ahora que el peor problema a que se enfrentan los astronautas es la radiación cósmica. Una exposición prolongada a estos perniciosos rayos causaría cáncer en los tripulantes con una intensidad que aún no ha sido determinada pero que saben será muy alta. Existen medidas de protección teóricas pero a día de hoy son impracticables. Sólo les queda la opción de arriesgarse a morir una vez visitado el planeta rojo ¿Merece la pena?.
Nos las prometíamos muy felices esperando la misión a Marte tripulada que aterrizaría en la roja superficie de nuestro vecino y un astronauta diría aquello de “Un pequeño paso para el hombre, pero un gran paso para la humanidad”. Incluso se está simulando en la Tierra como afectaría un confinamiento prolongado dentro de una nave que tuviera que volar durante años hasta poder alcanzar el planeta rojo. Pero lo que no habían caído los científicos es en la posibilidad real de que el cuerpo humano no sea capaz de soportar una dosis de radiación cósmica durante todo el tiempo que dura la misión espacial.
Los rayos son en realidad protones acelerados y núcleos atómicos más pesados que llueven sobre nuestro Sistema Solar desde todas direcciones. Pueden cortar las moléculas de ADN cuando pasan a través de las células vivas y los daños resultantes pueden derivar en cáncer. En la Tierra estamos perfectamente protegidos por la bendita atmósfera y por el bendito campo magnético de nuestro planeta, que incluso proporciona protección a los astronautas que se encuentran en la Estación Espacial Internacional. Con los viajes a la Luna tampoco existe mucho problema. Son tan cortos, que la radiación apenas hace efecto, además, el propio satélite bloquea la mitad de las partículas nocivas que llegan.
Sin embargo, lejos de la órbita baja de nuestro planeta, la cosa se vuelve mucho más hostil. Aunque no existe certidumbre sobre la cantidad de radiación que podría resistir un astronauta antes de desarrollar un cáncer que se lo lleve por delante, los científicos no dudan que un viaje a Marte necesitaría demasiado tiempo como para mantener a raya una probabilidad baja de contraer un cáncer fatal. La NASA quiere mantener a sus astronautas por debajo de un 3 % de probabilidad de morir por cáncer debido a la radiación cósmica, pero los analistas aseguran que con los 750 días que se tardaría en llegar al planeta rojo, la dosis de radiación subiría esa cifra muchos enteros. Afirman que con sólo 200 días de viaje y una pared de aluminio protector de 4 cms para la nave, los tripulantes alcanzarían ya el nivel de riesgo de padecer cáncer mortal por encima del 3 %. No digamos ya si se pasan 750 días a plena exposición de rayos galácticos. Volverían con un bronceado de lo más sospechoso.
¿Solución? Un escudo lo suficientemente grueso y pesado sería impracticable para una misión real y las alternativas de alta tecnología, que generarían burbujas de plasma que podrían proteger la nave sin añadir mucho peso, están aún en una etapa inicial de desarrollo. También tienen la opción de intentar llegar a Marte en un mes pero de nuevo se tropiezan con muchos impedimentos técnicos. A la NASA sólo se le ocurre una solución: aumentar el nivel de riesgo permitido para las misiones a Marte. Esto es, decirle a los astronautas: "Chicos, debéis saber que vais a tener un 20 % de probabilidades de morir de cáncer, o sea, que de 10 tripulantes que vayáis, 2 van a morir cuando regreséis ¿Quién se apunta voluntario?".
Steven Lindsey, director de la oficina de astronautas de la NASA, cree que la mayor parte de los astronautas probablemente estarían abiertos a tal idea. “Depende de la persona”, dice. “Tengo miembros de la tripulación que volarán en cualquier cosa”.
La frase histórica para Marte será entonces: “Es un paso fatal para mí, pero un gran paso para la humanidad”. Con dos cojones.