¿Estas impresionado con la velocidad que es capaz de desarrollar un atleta olímpico? El múltiple medallista de oro Usain Bolt, considerado el hombre más rápido del mundo, ha sido capaz de correr a unos impresionantes 37km/h. durante poco más de 9 segundos. Si Matthew Bundle, un experto en biomecánica en la Universidad de Wyoming está en lo cierto, el cuerpo humano dispone de los medios para alcanzar los 64km/h, dejando a atletas como Bolt completamente obsoletos. Pero ¿Realmente es posible?
Cuando uno ve a atletas de la talla de Usain Bolt corriendo los 100 metros llanos en bastante menos de 10 segundos queda realmente impresionado. De hecho, solo un muy pequeño porcentaje de los humanos somos capaces de recorrer esa distancia en menos de 12 o 13 segundos. Sin embargo, parece que nuestro cuerpo está preparado para dar de sí mucho más de lo que somos capaces de obtener de él. El doctor Matthew Bundle, un reconocido experto en biomecánica de la Universidad de Wyoming, ha realizado un estudio que demuestra que -al menos en teoría- podríamos correr casi dos veces más rápido que Bolt. Estudiando nuestros músculos, el equipo de Bundle ha encontrado que las fibras que los componen pueden contraerse mucho más rápido de lo que pensábamos, permitiéndonos correr a mayor velocidad. De hecho, han calculado que el límite se encuentra por encima de los 64 kilómetros por hora, casi el doble de la velocidad que puede desarrollar un atleta olímpico.
Un hombre capaz de correr a 64km/h. podría cruzar la línea de meta de los 100 metros lisos en unos 6,67 segundos, el mismo tiempo que le toma a Bolt correr 60 metros. Para llegar a este increíble resultado, los científicos calcularon la máxima velocidad posible que un humano puede alcanzar durante una carrera a partir de la más alta velocidad con la que pueden contraerse sus músculos. Estudios anteriores habían sugerido que el principal obstáculo para correr a mayores velocidades era que nuestros miembros sólo pueden obtener una cierta cantidad de fuerza cuando golpean el suelo, pero la nueva investigación desarrollada en la Universidad de Wyoming sugiere que la velocidad de la contracción de los músculos es la que realmente limita nuestras carreras. Bundle está genuinamente convencido que nuestros músculos pueden permitirnos alcanzar velocidades de hasta 40 millas por hora -unos 64 kilómetros por hora- e incluso más.
Como parte de sus experimentos, los investigadores utilizaron una cinta de correr de alta velocidad, capaz de alcanzar velocidades de hasta 70 kilómetros por hora, modificada para que sea capaz de registrar con precisión la fuerza que ejerce sobre su superficie cada pisada. Una serie de voluntarios corrieron sobre la cinta a gran velocidad y en diferentes posturas. No sabemos exactamente de qué forma mantuvieron a los voluntarios sobre una cinta que se desplaza a esa velocidad, pero lo cierto es que analizando las fuerzas ejercidas en cada paso y la forma en que trabajaron los músculos de los atletas, los colegas de Bundle llegaron a la polémica conclusión de que Bolt en realidad no es tan rápido como creemos, y hasta publicaron los resultados en el Journal of Applied Physiology.
En realidad, la conclusión no es tan descabellada como puede parecer a simple vista. Sabemos que otros mamíferos, como los leones, pueden superar los 80 kilómetros por hora, y que un guepardo hambriento persiguiendo una apetitosa presa puede correr a más de 110 kilómetros por hora. Dado que genéticamente no somos tan diferentes, deberíamos ser capaces de desplazarnos casi tan rápidos como ellos. El profesor Peter Weyand, fisiólogo e investigador de la Southern Methodist University en Dallas, explica que “la opinión predominante de que la velocidad que podemos alcanzar está limitada por la fuerza con la que los miembros pueden golpear la superficie de rodadura es en realidad razonable. Si uno considera que los velocistas de elite puede aplicar fuerzas pico cercanas a los 450 kilogramos cada vez que sus pies golpean el suelo, es fácil creer que los corredores se encuentran muy cerca de los límites de la fuerza de sus músculos y extremidades.” Pero parece que no es el único factor a considerar. Weyand agrega que “nuestros nuevos datos muestran claramente que este no es el caso. A pesar de lo grande que pueden ser las fuerzas implicadas durante la marcha, hemos encontrado que nuestros músculos están preparados para hacerlo mucho mejor.”
¿Es realista pensar que podemos correr a semejantes velocidades? Puede ser. Sin embargo, una cosa es determinar dónde se encuentra el limite teórico de nuestro cuerpo, y otro muy diferente es alcanzarlo. Cuando uno investiga un poco sobre los programas de entrenamiento a los que se someten atletas como Usain Bolt y la tecnología que sus preparadores físicos emplean para que pueda correr 100 metros en menos de 10 segundos, le queda la sensación de que en realidad no hay mucho más por hacer. Sin embargo, parece que mecánicamente podríamos ir bastante más allá. Si Weyand y Bundle logran convertir toda su teoría en un programa de entrenamiento que funcione, los Juegos Olímpicos de las próximas décadas serán algo que definitivamente valdrá la pena ver.