El clima se enrareció repentinamente y el entusiasmo ante la cercanía de la convención de hacking más importante se convirtió en angustia, en un dolor compartido ante lo que todavía resulta incomprensible. El hacker Barnaby Jack, aquel que forzó a los cajeros automáticos a soltar dinero y el mismo que había descubierto algunas vulnerabilidades en dispositivos médicos, fue encontrado muerto en San Francisco, una semana antes de la convención de hacking en la que su charla iba a ser uno de los eventos principales, presentándose como el único hombre en la Tierra que sabía cómo hackear un marcapasos.Los buenos mueren jóvenes, dice una de las frases más acertadas en la historia de las muertes prematuras. No hay mucho para hacer, salvo recordar y comprender por qué la muerte de alguien en particular puede doler más que otras. Tal y como sucedió con el triste final de Aaron Swartz, el hacker co fundador de Reddit que se suicidó ante las presiones legales que tenía por su lucha contra la Ley SOPA, cuando se muere alguien que por su genialidad podía dar todavía mucho más de lo que dio en vida, el pesar se redobla. Esto mismo es lo que está sucediendo con Barnaby Jack, que a sólo una semana de presentarse en la convención de Black Hat Hackers en Las Vegas, prometiendo una demostración increíble en la que pondría al desnudo una vulnerabilidad existente en los marcapasos y desfibriladores internos, fue encontrado muerto en su departamento de San Francisco.
De cuna neo zelandesa, Barnaby Jack era mucho más que un hombre de 35 años con un nombre de pirata. El muchachos había logrado ganarse el respeto de toda la comunidad hacker a través de sus hazañas y descubrimientos dentro de lo que se conoce como “White hat”. Perteneciente a una estirpe de hackers que le hacen bien al concepto distorsionado que se tiene de la palabra hacker, Barnaby Jack se dedicaba a descubrir agujeros en la seguridad que nadie había visto antes y los hacía públicos, mucho antes de que los hackers criminales pudieran enterarse. La creatividad demostrada en sus descubrimientos siempre le significaba un reconocimiento especial, ya que forzaba a la industria del software y del hardware a ser más rigurosos con sus productos, tapando estas vulnerabilidades. Con esta lógica fue que, entre otras cosas, puso de rodillas a los cajeros automáticos logrando sacar dinero de ellos. Lo mismo sucedió con algunos dispositivos médicos de seguridad.
Barnaby, que cosechó tal fama que hasta el departamento de seguridad de los EEUU lamentó su fallecimiento en un comunicado, mostró en 2010 cómo era la vulnerabilidad existente en los cajeros automáticos que le permitiría a los hackers explotarla para sacar dinero. Luego, entre tantos otros descubrimientos, Barnaby se ocupó de los dispositivos médicos y de la seguridad que estos tenían, llegando a descubrir que con su laptop podría matar a una persona con un marcapasos a 30 metros de distancia, abusando de lo “hackeable” de estos dispositivos. Justo esto iba a presentar el esta semana, pero el secreto se ha ido con él en una muerte que todavía no tiene explicación ni se conocen las causas todavía. Esperemos que el próximo en descubrir esta vulnerabilidad sea, al menos, la mitad de genio y la mitad de bien intencionado que era él.