La semana pasada se fue arrojando una verdadera bomba: Steve Ballmer confirmó que dejará de ser el CEO de Microsoft dentro de un año. Bajo su mando, la compañía ha estado luchando por adaptarse a nuevos mercados, con exigencias actualizadas, y aunque varios de sus números se mantienen sólidos, la prensa especializada no duda en considerar al período de Ballmer como un fracaso. ¿Qué es lo que sigue?
Ballmer asumió como CEO de Microsoft en enero del año 2000. Windows 98 aún gobernaba el mundo, pero no debió pasar demasiado tiempo para que fuera tocado por el primer fiasco en su mandato, Windows ME. Por supuesto, no podemos ignorar que llegaron varios aciertos. Sin embargo, fueron aciertos directamente asociados a fracasos previos. Windows XP fue la respuesta directa a ME, y lo mismo sucedió con Windows 7 en relación a Vista. ¿Se puede culpar a un CEO por problemas de software? Tal vez no, pero se supone que las decisiones políticas “de fondo” están a su cargo, y debe detectar cuando algo está mal. No hay dudas de que Steve Ballmer fue una máquina de vender: Microsoft triplicó sus ingresos y duplicó sus ganancias. Aún así, el comienzo de su rol como CEO fue extremadamente complicado, ya que pocas semanas después explotaría la burbuja de las punto com, y Microsoft se encontraba enterrado en plena batalla legal. En ese entonces, la empresa era un monstruo de 600 mil millones de dólares. Nunca logró recuperarse del todo: Hoy, su capitalización de mercado supera los 286 mil millones.
Los errores a la hora de interpretar las múltiples señales del mercado tal vez sean lo que más se critica actualmente de Steve Ballmer. Ignoró por completo las amenazas tanto de Google como de Apple y su iPhone (del cual dijo que “no es una buena máquina para e-mails”), y consideró al iPad como una PC más, una línea de pensamiento reflejada sobre su “Windows en todas partes”, que terminó detonando en tres productos de muy pobre rendimiento: Windows 8, que necesita una actualización mayor en menos de un año, Windows Phone, con una presencia del 3 por ciento entre los móviles, y Windows RT, un sistema operativo huérfano que junto a todas esas tablets Surface no vendidas le costaron a Redmond 900 millones de dólares. Otros accidentes espectaculares de Microsoft bajo el ala de Ballmer fueron el Microsoft Kin (48 días en el mercado) y toda la serie de productos Zune.
Una vez más… debemos recordar que no todo estuvo teñido de negro. A pesar de la competencia existente, la marca Xbox se convirtió en uno de los referentes principales en productos de entretenimiento. El repertorio de títulos bajo el control de Microsoft Studios es impresionante, con la saga Halo a la cabeza, y algunos juegos de muy alto calibre en el horizonte. Por otro lado, una serie de decisiones completamente divorciadas de la realidad casi convirtieron a la Xbox One en un fracaso antes de su debut en noviembre, demandando un terrible golpe de timón como pocas veces se ha visto. Steve Ballmer tiene un año para preparar su transición, y ya hay varios nombres en el baile, internos y externos. Pero si el dinero habla, la semana pasada tuvo un megáfono: Cuando Ballmer anunció su salida, las acciones de Microsoft saltaron un 9 por ciento.