El 8 de noviembre de 1974, Isaac Asimov visitó el Newark College of Engineering. En ese entonces ya se lo consideraba uno de los más prolíficos escritores de ciencia ficción de la historia, y se lo invitó a disertar sobre la forma que tendría el futuro de la humanidad. Han pasado casi 45 años desde ese día, y gracias a una trascripción de la conferencia podemos ver que tan bueno era Asimov intentando adivinar el futuro.
Isaac Asimov nació el 2 de enero de 1920 en Bielorrusia, pero pasó casi toda su vida en los Estados Unidos, país al que llego con su familia cuando tenía tres años de edad. Fue un escritor (y bioquímico) excepcionalmente prolífico, habiendo publicado centenares de libros. Su obra se divide entre la ciencia ficción, la historia y la divulgación científica. Todo el mundo lo recuerda por sus Tres Leyes de la Robótica o por sus novelas, aunque su labor como divulgador científico también fue excepcional. Falleció el 6 de abril de 1992, a los 72 años, victima de las complicaciones que le causó el SIDA, enfermedad que contrajo durante una operación de bypass en 1982.
¿Como era el futuro que imaginaba Asimov?
En noviembre de 1974 Isaac Asimov visitó el Newark College of Engineering. Era una persona que tenia fobia a los aviones –solo voló dos veces en su vida- pero con frecuencia viajaba por tierra para visitar instituciones educativas en las que exponía sus puntos de vista. En este caso, uno de los presentes registró el audio de la conferencia en Newark y en 1995 publicó su trascripción. Al leerla, uno puede reconocer rápidamente el humor agudo que se encuentra a lo largo de casi toda su obra. El tema central de su disertación fue “El futuro de la Humanidad” y en ella puede verse cómo era el futuro que el popular escritor imaginaba.
Tal como acostumbraba a hacerlo, incluso en los prólogos de sus libros, Asimov comienza hablando de la manera en que algunas de sus obras se convirtieron en un éxito. Muchos han visto en esa actitud rastros de pedantería, pero es posible que solo fuese un truco para distenderse y poder hablar cómodamente a su audiencia. Como fuere, pocos minutos más tarde estaba metido en el tema central de su disertación. Habían pasado unos 30 años desde la Segunda Guerra Mundial, y la humanidad se encontraba en un periodo de crecimiento importante.
“Acabamos de atravesar un período de treinta años de máxima prosperidad para la humanidad en su conjunto. Se come mejor, se vive mejor, hemos tenido un nivel de vida más alto de lo que nunca antes habíamos tenido. Eso ha hecho que la humanidad incorpore 1.500 millones más de individuos en sólo tres décadas. Pero no nos hemos dado cuenta aún que esto es sólo algo temporal”, le dijo a su audiencia.
Asimov estaba muy al tanto de todo lo que ocurría en el mundo, al fin y al cabo, necesitaba ese conocimiento para desarrollar su trabajo de divulgador científico y para que sus novelas tuviesen un trasfondo tecnológico realista. Por eso le hace notar a su audiencia que tal explosión demográfica registrada en ese momento no es casualidad.
“Por un lado, hemos tenido un muy buen suministro de alimentos, gracias a lo benigno del clima en los últimos 30 años. Algunos especialistas aseguran que las últimas décadas tuvieron el mejor clima de los últimos mil años.” Asimov explica que ese hecho, sumado al uso de la moderna maquinaria agrícola, los equipos de riego y los nuevos insecticidas y pesticidas, ha permitido alimentar a una gran cantidad de gente.
“Lo que hace posible, en definitiva, ese crecimiento, es que hemos industrializado el mundo. Pero nuestra industria produce polvo. Hoy la atmósfera de la Tierra tiene más partículas en suspensión que nunca antes, salvo los periodos en los que se ha producido una erupción volcánica. Esto significa que el albedo de la Tierra, -el porcentaje de la luz del sol que se refleja en el espacio antes de que golpee el planeta- ha aumentado. Poco, pero lo suficiente como para que sea mesurable. La temperatura de la Tierra ha descendido desde 1940. No lo notamos aún, por que este descenso en la temperatura es de alrededor de un grado. Pero es suficiente para reducir las tasas de cultivo en el norte.”
Uno puede ver como un científico de renombre, ya se preocupaba por el cambio climático. Asimov, con los datos disponibles en la época, supuso que en nuestros días tendríamos problemas al obtener alimentos para la humanidad culpa del enfriamiento planetario. Obviamente se equivocaba por completo, porque no podía saber que el aumento del polvo en la atmósfera no alcanzaría para contrarrestar las enormes cantidades de gases de efecto invernadero –con un comportamiento opuesto- que terminaría calentando nuestro planeta. Es posible que en el futuro no podamos producir la cantidad de comida necesaria para todos, pero justamente por el problema contrario.
El agotamiento de las reservas naturales también era motivo de preocupación para Asimov. En una parte de su conferencia en Newark hace notar que “la energía es mucho más cara que lo que solía ser; los precios del petróleo están subiendo. Eso también significa que los fertilizantes serán más caros, y que extraer agua para riego será más difícil. Todo parece complotar para que se reduzca el suministro de alimentos. Uno podría pensar”, continua Isaac, “que si la humanidad se ha arreglado durante milenios para vivir sin esas cosas, puede seguir haciéndolo ahora. Pero es un error: sencillamente no podemos volver a la vida simple de la era pre-tecnológica”.
El razonamiento de Asimov era demoledor: una civilización que no dispusiese de fuentes de energía abundante y barata seria imposible mantener alimentadas a miles de millones de personas. “El problema son esos mil quinientos millones de personas se han añadido a la población de la Tierra. Si abandonamos la tecnología, también tenemos que renunciar a esa cantidad de gente. Y va a haber muy pocos voluntarios para eso.”
La solución, para Asimov, pasaba por la reducción de la tasa de natalidad. “A lo largo de la historia de la vida en la Tierra, ha habido periodos en los que una determinada especie, por una razón u otra, aumenta su número de forma temporal. Siempre ha vuelto a bajar, y siempre de la misma manera: mediante un aumento en la tasa de mortalidad. Al disminuir el alimento para cada individuo, algunos mueren víctimas de alguna enfermedad o en manos de sus depredadores. Y lo mismo sucederá con la humanidad, no tienen que preocuparse. La tasa de mortalidad subirá, moriremos en guerras, enfermedades o por la hambruna.”
Sin embargo, el escritor suponía que la humanidad tenía un as en la manga. “Tenemos algo que otras especies no tienen, tenemos el cerebro. Podemos prever. Podemos planificar. Y hay una solución que a la que podemos recurrir: disminuir la tasa de natalidad.” No puede negarse la lógica de su argumento. “La tasa de natalidad tendrá que ser inferior a la tasa de mortalidad, y la tasa de mortalidad, esperamos, será baja”, concluye.
En el siglo 21 la mujer ocupará los cargos científicos, técnicos y empresariales a la par del hombre, dado que su función principal para la raza humana habrá dejado de ser el tener hijos. Para Asimov, la reducción de la tasa de natalidad permitiría a las mujeres desarrollarse mas plenamente, al no tener necesidad de pasar gran parte de sus vidas atendiendo a sus numerosos hijos.
Extrañamente, hasta casi llegar al final de la conferencia, el más prolífico escritor de ciencia ficción de la historia no había tocado el tema de los viajes al espacio. Sin embargo, antes de despedirse se refirió al tema, asegurando que “vamos a volver a la Luna, sólo que esta vez iremos para quedarnos. Estableceremos una colonia, y vamos a tener un grupo de personas viviendo en la Luna, desde donde partirán vuelos a otros puntos del sistema solar.”
Cómo colonizar la Luna, hoy (vídeo)