Muchos empleos que hoy damos por garantizados podrían desaparecer en poco tiempo debido a la automatización. Inteligencia artificial, redes neurales, aprendizaje de máquinas y robots de bajo costo son algunos de los elementos que están a punto de iniciar una nueva revolución industrial. La gran pregunta es: ¿Qué va a pasar con el ser humano? ¿Acaso surgirá una serie de trabajos alternativos que nos permita adaptarnos? ¿O estamos en camino de crear un apocalipsis laboral repleto de mano de obra sin una ocupación?
Este fin de semana me crucé con un breve artículo en el que hablan de un robot con la capacidad de preparar 400 hamburguesas por hora. Lo más notable es que esas 400 hamburguesas pueden ser personalizadas (ya saben, «deja el pepino, quita la lechuga, y quiero ketchup en vez de mayonesa»), pero automáticamente me vinieron a la mente todos esos jóvenes que trabajan en cierta cadena de comida rápida a la que frecuento. La automatización de tareas llegará a ese mercado más rápido o más lento… pero llegará. Las principales cadenas ya experimentan con terminales autoservicio, y 400 hamburguesas personalizadas por hora es un rendimiento que supera al de un trabajador humano. Además, esto no se limita al mercado alimenticio ni mucho menos. Un servidor podría ser reemplazado en cinco o seis años cuando un bot sea lo suficientemente inteligente para formar docenas de publicaciones (más o menos) coherentes en cuestión de minutos. No es la primera vez que la humanidad enfrenta a un proceso como este, pero en el fondo todos sabemos que será diferente. ¿Por qué?
El último vídeo de Kurzgesagt necesita más de once minutos para explorar la respuesta, pero puede ser condensada a esto: La automatización actual elimina más trabajos de los que crea, y la diferencia en la velocidad es alarmante. La Revolución Industrial mejoró la producción y la calidad de vida (aunque el proceso de transición no fue precisamente alegre que digamos), y la progresión «agricultura-producción-servicios» se convirtió en algo natural, sin embargo, la llamada Era de la Información quebró su cadencia. Dicho de otro modo, la magia de la innovación es tan fuerte como siempre, pero a mitad de camino cambió la varita. Un ejemplo interesante que nos da el vídeo es el de General Motors. Dejando a un lado el factor inflacionario, para ganar 11.000 millones de dólares en 1979 la compañía necesitó más de 800 mil empleados. Si nos trasladamos a 2012, Google ganó 14.000 millones empleando apenas 58 mil personas, el 7.25 por ciento. La comparación económica tal vez no sea justa, pero lo que importa aquí es la generación de empleo.
Otros casos más cercanos en el tiempo tienen una contundencia aún mayor. ¿Recuerdan a Blockbuster? 84 mil empleados en 2004, con ganancias que excedían los seis mil millones de dólares. El año pasado, Netflix superó la marca de los nueve mil millones, y toda su operación está regulada por 4.500 empleados. La automatización no hará otra cosa más que acelerar el proceso. Gigantes como Google, Facebook y Microsoft trabajan en inteligencia artificial porque al final del día desean un barco grande con una tripulación pequeña. Lo que hoy consideramos «tareas complejas» es en realidad un grupo de subtareas definidas y predecibles, dos condiciones bajo las que cualquier máquina brilla. Y a eso debemos sumar la constante recolección de información. Mientras escribo este texto en Google Docs, lo más probable es que haya un algoritmo en segundo plano aprendiendo y tomando lo que necesita. Tampoco podemos olvidar que la población crece y vive más, por lo tanto, se necesitan nuevos trabajos para sostenerla… y que son cada vez menos. Con menos trabajo hay menos consumo, y si nuestra economía global depende del consumo… bueno. Aún así, la historia está lejos de terminar. Kurzgesagt está preparando un vídeo con una visión mucho más positiva, y explorará algunas posibles soluciones, incluyendo a la renta básica universal.