El masivo impacto de COVID-19 en la salud y la economía mundial ha llevado al borde de la desaparición a varias industrias, y obligado a acelerar planes de emergencia en otras. Por ejemplo, recientemente hablamos sobre el retiro de aviones, y las dificultades asociadas al almacenamiento profundo de flotas enteras. Algo similar está sucediendo con los cruceros de lujo. Las órdenes de «no navegar» permanecen firmes en muchas partes del globo, y para algunas compañías, eso sólo deja una opción: Vender sus cruceros como chatarra y enviarlos a desguace.
La industria de los cruceros superó la marca de los 30 millones de pasajeros en 2019. Globalmente representa 150 mil millones de dólares y 1.2 millones de puestos de trabajo, pero todo cambió con COVID-19, tal vez para siempre. Algunos de los brotes más severos de la enfermedad comenzaron en cruceros, y se vieron forzados a permanecer en el mar. El CDC estadounidense emitió la orden de «no navegar» en marzo, y fue extendida como mínimo hasta el próximo 31 de octubre.
Entonces, ¿qué está pasando con los cruceros? A principios de octubre, cinco de ellos aparecieron en el puerto de Aliağa, en la costa oeste de Turquía. Allí serán reducidos a chatarra, y se espera que otros tres cruceros compartan el mismo destino muy pronto. Representantes de la «Asociación de Industrialistas del Reciclaje de Naves» explican que un crucero necesita seis meses y cien trabajadores para ser desguazado por completo. Además, la recuperación no se limita al metal: Muebles y material de cocina también son incluidos en el procesamiento.
El astillero cuenta con más de 2.500 personas trabajando, y esperan llevar el volumen de acero desmantelado a 1.1 millones de toneladas antes de fin de año. A continuación, podrás disfrutar de algunas imágenes capturadas con drones, cortesía de Chris McGrath para Getty, y Umit Bektas para Reuters.