Estos días estamos observando movimientos peligrosos con respecto a la modalidad de pago más querida de nuestras conexiones a Internet. Ya son varios los comentarios vertidos por altos mandatarios de las compañías de telecomunicaciones que advierten de la imposibilidad de mantener las cuotas fijas. Los directivos abogan por una tarifa adaptada al ancho de banda que casa usuario consuma, cosa no demasiado bien vista en la comunidad internauta y que puede llevar al caos al negocio de las operadoras.
Uno de los grandes logros económicos de la era informática, la tarifa plana, puede estar a punto de ser finiquitada por las propias compañías que la pusieron de moda. Miguel Canalejo, presidente de Redtel, asociación que agrupa a los principales operadores advierte que "habrá que reconsiderar las tarifas planas, porque no se puede cobrar lo mismo a un usuario intensivo en consumo de tráfico que a otros". Con este inquietante comentario, el alto directivo pone en guardia a los millones de internautas que hasta ahora pagan su conexión en base a una cuantía fija y que seguro no ven con buenos ojos este posible cambio.
El imparable aumento del ancho de banda que las líneas han sufrido en estos últimos años, debido principalmente al uso de programas P2P y servidores de archivos, causa a las compañías un gasto que no parecen estar dispuestas a asumir. Según Canalejo, los grandes buscadores como Google, serían los que deberían sufragar los costes de infraestructura para que puedan soportar la demanda brutal de velocidad que necesitan los internautas. Con este pretexto, vuelven a considerar la necesidad de cobrar la Tasa Google.
Canalejo hizo notar durante su discurso que Google sólo invierte al año entre 1.000 y 1.500 millones de euros en nuevas infraestructuras de comunicaciones. "Una cifra absolutamente insuficiente para crear el ecosistema de Internet". Además, señaló que la cantidad destinada por el popular buscador a estas partidas supone la tercera parte de las inversiones que hacen anualmente las operadoras españolas.
Si las empresas que suministran conexión a Internet deciden acabar con la tarifa plana, las consecuencias pueden ser catastróficas para el negocio. La limitación de flujos de datos mediante un aumento proporcional de la tarifa solo puede significar una cosa: fracaso absoluto. El auge espectacular de Internet y de la era de la información ha venido propiciado por la posibilidad de usar intensivamente las líneas con un pago razonable y constante cada mes. Si eso no se mantiene, dudamos mucho de que las operadoras vayan a conseguir mejorar su cuenta de resultados. Ya veremos donde quedan estas amenazas y si finalmente son capaces de llevarlas a cabo.