Al menos esa parece ser la interpretación de algunos científicos ante la presentación de este fósil en extraordinarias condiciones, y a pesar de sus 47 millones de años de antigüedad. Bautizada como “Ida”, esta criatura fue descubierta hace unos cuantos años, pero las repercusiones de su presentación han sido tan serias que algunos han aventurado que su propia existencia prueba de forma contundente la Teoría de la Evolución de Charles Darwin.
El estado de Ida es algo que no se ha visto antes entre los fósiles de primates. Descubierta originalmente en la década de 1980, Ida fue dividida y separada durante muchos años, hasta que en 2007 sus partes fueron reunidas, recuperando su forma original. El nivel de conservación del fósil es tal que incluso se pueden detectar impresiones de su pelaje, y se pudo determinar cuál fue su última cena: Frutas y hojas. A pesar de estar aplastada y de tener una muñeca rota, Ida conserva aproximadamente el 95 por ciento de su estructura ósea, lo que la convierte en un verdadero festín para paleontólogos y otros expertos. Estos detalles permitieron determinar que Ida podría ser, en realidad, la representante de una nueva especie de lémur, Darwinius masillae.
Ida vivió en la época del Eoceno, la segunda del período Paleógeno de la Era Cenozoica. Según el anuncio oficial, es muy probable que se trate del buscado Eslabón Perdido, un estado en común entre primates antiguos y modernos, grupo en el que se encuentra el ser humano. Ya se han alzado varias voces en contra de esta declaración, aunque varios detalles indican que Ida definitivamente no es un fósil común y corriente. Principalmente, Ida no tiene garras, sino que posee unas falanges que comparten cierta similitud con las manos de los primates actuales.
Los diferentes medios de información están siendo bombardeados continuamente con una creciente cantidad de datos sobre Ida. Un libro, un documental y hasta una página web dedicada son apenas una porción del pastel informativo que Ida ha generado. El hecho de que Ida sea considerada como una “criatura de transición” ha provocado que algunos científicos declaren que la Teoría Evolutiva de Darwin debería dejar de “ser teoría”. También se ha apodado al fósil como “la octava maravilla del mundo”, y algunos paleontólogos han comparado su anuncio con la caída de un asteroide sobre la Tierra. Algo es seguro: Después de la presentación de Ida, las cosas tal vez no sean iguales en el aspecto evolutivo de nuestra especie.