No es del todo sencillo comercializar a un robot de telepresencia. El mercado es pequeño, y las unidades deben adaptarse a todas las necesidades de los potenciales clientes. La compañía Double Robotics decidió que la mejor manera de promocionar a sus robots era conectar uno a la Web y dejar que la gente lo controle remotamente dentro de un cuarto cerrado. Un día, alguien se olvidó la puerta abierta…
Cuando hablo de “necesidades”, tampoco es lógico esperar que el robot apague un incendio o algo así. En general, un robot de telepresencia es similar a un Segway con una pantalla en la parte superior, que por supuesto reproduce el rostro de su usuario capturado con una webcam. Un diseño de este tipo posee cierta capacidad de movimiento, pero cualquier clase de manipulación de objetos está fuera de su alcance… o eso pensábamos. A decir verdad, la idea de Double Robotics fue muy buena. La clave para cualquier sesión de telepresencia es el control remoto, y al colocar uno de sus robots en línea, la compañía logró despejar muchas dudas. Entre los usuarios de estos robots encontramos a Richard Garriott, responsable por la saga Ultima, y quien hoy se encuentra desarrollando Shroud of the Avatar. En caso de que estés interesado, cada uno de estos robots cuesta 2.499 dólares, y requiere como mínimo un iPad 2 haciendo de pantalla.
Pero me estoy desviando. Volvamos a ese robot de prueba conectado a la Web. Por cuestiones lógicas, el robot fue colocado dentro de una habitación cerrada, para evitar cualquier clase de “incidente remoto”. La diferencia es un día, alguien falló al cerrar la puerta adecuadamente. Lo que pueden observar en el vídeo son los varios intentos de este intrépido usuario por enganchar la rueda del robot al borde de la puerta, y desplazarla lo suficiente para que el robot pueda escapar de su cárcel oficial. La latencia jugó una mala pasada, y las primeras maniobras se realizaron en lo que parecer ser horario de trabajo, por lo que cualquiera podía atrapar al robot con sus ruedas en la masa.
Después de una dolorosa dosis de prueba y error, el usuario finalmente logró su cometido, y el robot quedó libre dentro de la compañía. Recorrió prácticamente todas las instalaciones, e incluso llegó a lo que aparenta ser la puerta de salida. Lo más sorprendente es que nadie vio al robot en su aventura, y para eliminar cualquier sospecha, no hizo más que volver a encerrarlo en la oficina. Todo el vídeo me hizo recordar un poco al juego Portal. El blog oficial de Double Robotics aún no ha dicho nada sobre el vídeo, aunque me encantaría saber qué es lo piensan, además de estar alegres por la publicidad…