El 9 de noviembre de 1970, un cachalote muerto de 7.300 kilogramos apareció en la costa de Florence, estado de Oregón. Las autoridades comenzaron a analizar diferentes alternativas para deshacerse del cadáver, mientras que el olor a podrido llegaba a niveles insoportables. Después de una breve consulta a representantes de la Armada, decidieron implementar la solución más estadounidense posible: Colocar dinamita junto a la ballena, y hacerla volar por los aires…
Desde el punto de vista de la salud pública, se trata de un desafío gigantesco. Una ballena muerta aparece en la playa. La gente visita esa zona con frecuencia, y el olor a podrido no tarda en manifestarse. ¿Cuál es la mejor opción? Después de todo, siete toneladas de carne podrida, piel, huesos y cartílagos no pueden ser eliminados por arte de magia…
Dinamitando a la ballena
Ese fue el problema que enfrentó el estado de Oregón entre el 9 y el 12 de noviembre de 1970. En aquel entonces, las playas eran jurisdicción de la División de Carreteras. Decidieron que enterrar a la ballena no era una opción debido a la posibilidad de que se desentierre con el tiempo y la acción del mar. ¿Cortar a la ballena «y» enterrarla? Tampoco, porque nadie quiso aceptar el trabajo. Y si llegaban a quemarla, el olor sería aún peor. ¿La solución? Dinamita.
20 cajas, o unos 500 kilogramos. La hipótesis era que la explosión sería lo suficientemente grande como para desintegrar la mayor parte de la ballena, mientras que las aves locales se encargarían de eliminar/consumir los restos más pequeños.
De acuerdo con George Thornton, ingeniero encargado de la operación, la única duda era cuánta dinamita sería necesaria para una desintegración satisfactoria, y no descartó la instalación de una segunda carga. Las autoridades establecieron un perímetro de seguridad, y a las 15:45 del 12 de noviembre, bajaron la palanca.
¿Qué fue lo que sucedió? Convirtieron a un objeto potencialmente peligroso en muchos, por supuesto. La explosión arrojó carne podrida a una distancia de 240-250 metros, trozos con una contundencia que pusieron en riesgo la vida de varias personas.
Incluso en el vídeo se puede apreciar que el festejo inicial da lugar a gritos y agitación, algo que el periodista describió como «una carrera por sobrevivir».
Afortunadamente nadie sufrió heridas mayores, pero el hecho de terminar cubiertos con partículas de ballena muerta y podrida no fue algo agradable para los presentes. Uno de los vehículos en la zona no tuvo tanta suerte. Un trozo de carne enorme destruyó su techo, muy similar al impacto de un meteorito.
¿La opinión de las autoridades? Thornton dijo que la explosión fue «exactamente» como esperaban… con la excepción del agujero bajo la ballena y sus tripas esparcidas a 250 metros. Los equipos de limpieza permanecieron en esa playa por un largo tiempo, enterrando los restos.
La política actual del Departamento de Parques de Oregón es enterrar a las ballenas.
(Del Archivo de NeoTeo, artículo publicado originalmente el 5 de junio de 2019)
Fuente: Willamette Week