En la mañana del 22 de octubre de 1964, una bomba nuclear explotó en el estado de Misisipi. La detonación no inició una guerra ni incrementó las tensiones con la Unión Soviética, pero logró sacudir (literalmente) a los habitantes del condado de Lamar. Esta explosión fue parte de una prueba subterránea en el domo salino Tatum, a unos 820 metros de profundidad. Gracias a la magia de la Web, hoy podemos disfrutar de imágenes históricas, y del testimonio de quienes estuvieron allí.
Todo comenzó con la firma del Tratado de Prohibición Parcial de Ensayos Nucleares, ratificado por la Unión Soviética, el Reino Unido y los Estados Unidos en 1963. La palabra clave aquí es «parcial», porque en el texto final quedaron al margen las detonaciones bajo tierra.
Básicamente, una serie de desacuerdos y la imposibilidad de confirmar más allá de toda duda si un país estaba realizando o no pruebas subterráneas terminaron bloqueando su inclusión. Un pequeño fast-forward a octubre de 1964, y llegamos a la primera explosión, denominada «Evento Salmon».
Esta bomba de 5.3 kilotones (un tercio del rendimiento de Little Boy) formaría una gran cavidad en la sal, dando lugar a una segunda explosión, «Evento Sterling», más pequeña que la anterior.
La idea de los científicos era que al detonar la bomba en una cavidad y no en roca sólida, se lograría amortiguar las ondas de choque y escapar al registro de los sismógrafos, o enmascarar el resultado final.
Una bomba nuclear bajo tierra en Misisipi
El día de la prueba, las autoridades evacuaron a la población en 2.5 kilómetros a la redonda, con un estímulo de 10 dólares por adulto (más de 80 dólares ajustados por inflación), y 5 dólares por niño. Los testimonios de los pequeños son los más coloridos.
Brenda Foster, que en aquel momento tenía 9 años, dijo que fue «como si la Tierra se levantara y volviera a su lugar», con ventanas temblando, y enormes rajaduras en su chimenea. Al regresar a sus hogares, los residentes descubrieron que el daño en la superficie fue más importante del que habían calculado. Horace Burge resultó ser uno de los más afectados.
Encontró a su chimenea casi destruida, ladrillos sueltos en la sala de estar, la cocina cubierta con hormigón, el interior de su refrigerador arruinado debido a los estantes colapsados, y múltiples elementos de vidrio y cerámica destruidos.
En cuestión de días, el gobierno autorizó reembolsos y reparaciones para todos los perjudicados. A eso se sumaron pagos por 5.5 millones de dólares a quienes sufrieron problemas médicos tras su trabajo en el sitio, y otros 11.3 millones en reclamos adicionales.
Desde cierto punto de vista, las autoridades mordieron más de lo que podían masticar, pero concluyeron que las explosiones podían ser detectadas a pesar de la interferencia. Tres meses después de la primera detonación, la temperatura en el agujero era de 205 grados Celsius, y con la explosión de Sterling, la aventura nuclear de Misisipi llegó a su fin.
A continuación, te dejamos con una galería de imágenes de lo acontecido antes y después de las pruebas.
(De nuestros archivos, publicada originalmente en abril de 2019, con algunos ajustes y correcciones en la galería. ¿Cómo reaccionarías si decidieran probar una bomba nuclear bajo tierra en tu ciudad?)
Fuente: Flashbak