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El color de los metales y los micro-grabados

Salvo algunas excepciones muy conocidas, el color de los metales suele volcarse hacia alguna forma de plateado o gris apagado. El color se determina por la forma en que la luz es reflejada y absorbida por los diferentes tipos de metales. Sin embargo, un equipo de la Universidad de Southampton ha descubierto una forma para alterar el color de la superficie de un metal realizando micro-grabados circulares más pequeños que la longitud de onda de la luz visible. ¿Has imaginado oro de otros colores que no sean los tradicionales? Con esto, sería posible.

Hay mucho más en un color que simplemente escogerlo. Una variación muy pequeña a nivel químico puede hacer que algo posea un color completamente diferente al que esperamos. Esto es especialmente sencillo de comprobar si observamos al agua en diferentes regiones del mundo, debido a las impurezas que puede tener. Y por supuesto, la luz posee un rol fundamental, al menos por la forma en que funcionan nuestros ojos. Al observar un objeto no vemos al objeto en sí, sino la luz que se refleja sobre el mismo. Como ejemplo, el oro absorbe la luz azul y refleja el resto, lo cual le da el característico color amarillo brillante que conocemos, pero mezclado con otros metales, sus propiedades de reflexión y absorción varían considerablemente.

De acuerdo a un equipo de la Universidad de Southampton, es posible cambiar el color de un metal realizando pequeños micro-grabados repetitivos sobre su superficie, obteniendo diferentes resultados con sólo variar el tamaño y la profundidad de los mismos. Estos micro-grabados forman un patrón que modifican la frecuencia resonante del metal, alterando así el tipo de luz que absorbe y/o refleja. La posibilidad de un aluminio verde o rojo sin utilizar pintura u otra clase de cobertura se haría tangible, siempre y cuando el procedimiento pueda ser utilizado a una escala comercial viable. De acuerdo a la imagen publicada, los grabados están por debajo del micrómetro de tamaño, lo cual no es sencillo de lograr, pero los beneficios irían mucho más allá de lo estético.

En primer lugar, al utilizar micro-grabados puede alterarse el color de un metal sin modificar sus propiedades, como su conductividad o su lustre natural, y en segundo lugar podría ser utilizado de forma muy eficiente como sistema de seguridad ante posibles falsificaciones. Por ejemplo, los grabados convencionales en los lingotes de oro pueden ser imitados o reproducidos de forma bastante convincente, mientras que no es necesario profundizar sobre las múltiples formas de fraude bancario, especialmente con tarjetas de crédito. El color estaría determinado por el patrón mismo, y no se necesitaría más que un microscopio para comprobar si un elemento es real o falsificado, algo muy utilizado por las autoridades en estos días. Ahora, si crees que esto guarda una importante relación con los metamateriales que buscan crear al manto invisible, tienes razón, sólo que en vez de desaparecer por completo, el metal se ve diferente ante nuestros ojos.

Escrito por Lisandro Pardo

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