Un grupo de estudiantes de secundaria que cursan sus estudios en la Escuela DeLaSalle, en Kansas City (EE.UU.), junto a sus profesores y algunos ingenieros del Centro de Bridgestone America de Ohio, acaban de probar un coche eléctrico que podría haber establecido un récord mundial de eficiencia. El vehículo, construido sobre el chasis de un Lola Indy del año 2000, consume una energía equivalente a 0,68 litros de combustible cada 100 kilómetros.
¿Algunas vez preparaste un proyecto científico para la feria de ciencias de tu colegio? Por lo general, los alumnos de secundaria de colegios técnicos de todo el mundo suelen preparar cada año trabajos científicos que sirven para mostrar a su comunidad de que son capaces, y para aprender más sobre la forma en que se debe encarar un proyecto. A lo largo de los años se repiten proyectos considerados como “clásicos”, desde colonias de hormigas hasta volcanes de vinagre y bicarbonato de sodio. Afortunadamente, cada tanto algún grupo de alumnos desarrolla algo que hace que todo tenga sentido. En esta oportunidad, la nota destacada la han dado los alumnos de la Escuela DeLaSalle, en Kansas City (EE.UU.), quienes junto a sus profesores y algunos ingenieros del Centro de Bridgestone America de Ohio han desarrollado un coche eléctrico que -según ellos mismos- ha conseguido convertirse en el más eficiente del mundo.
El director del proyecto fue Steve Rees, quien se desempeña dentro de DeLaSalle como instructor de los alumnos que construyeron el coche. Partieron de la base de un Lola Indy del año 2000, un coche que -al menos en apariencia- se parece mucho a un Fórmula 1. Este detalle da una idea del presupuesto con el que debe contar este colegio a la hora de encarar proyectos científicos. El vehículo posee un generador y un sistema de propulsión eléctrica que fue desarrollado por los alumnos, y una -muy llamativa- carrocería ligera, transparente y aerodinámica que “cubre” el viejo Lola Indy.
Dado que el Centro de Bridgestone America de Ohio colaboró con el colegio en cuestión, el coche fue equipado con neumáticos de la marca. Concretamente, se trata de cuatro Bridgestone Ecopia EP100, que a pesar de no haber sido diseñados exclusivamente para este coche, dieron un muy buen resultado al ofrecer muy poca resistencia al avance. Según la empresa, estos neumáticos además son “ecologicamente amigables”, o al menos, todo lo “verde” que pueda ser un trozo de caucho vulcanizado de ese tamaño.
Steve Rees y sus alumnos creen que el bajo consumo de su coche ha establecido un record, por eso han solicitado a los responsables del Libro Guinness de los Records que examine los resultados de las pruebas para ver si corresponde incorporarlos como un nuevo récord mundial.
El DeLaSalle Electric Car (así se llama el coche) pesa solamente 680 kilogramos, mucho menos que un coche eléctrico “comercial”. Obviamente, y a pesar del logro que representa su extremadamente bajo consumo, este prototipo no puede competir con las características generales de -por ejemplo- un Toyota Prius. La veloxidad máxima del DeLaSalle Electric Car es de 40 kilómetros por hora, y solo puede llevar a su conductor. Por supuesto, nada de esto resta mérito a estos alumnos, que sin dudas serán algún día excelentes ingenieros.