Se ha hablado en infinidad de ocasiones sobre los posibles efectos de la radiación al utilizar teléfonos móviles. También se han llevado a cabo una gran cantidad de estudios, pero ninguno ha sido lo suficientemente concluyente como para determinar si usar un móvil a largo plazo es bueno o malo. Ahora, un nuevo estudio recientemente publicado ha encontrado evidencias de que las regiones del cerebro más cercanas a la antena de un móvil se vuelven más activas. Ahora, si esto afecta al cerebro de forma positiva o negativa, todavía no lo saben.
Si hay un dispositivo que ha superado en evolución y cantidad de unidades a todos los demás, es el teléfono móvil. Incluso en los lugares más remotos del globo se puede encontrar a alguien con un móvil a la cintura, más allá de las dificultades (técnicas en general) que puedan imponer algunas regiones para su uso. Se ha llegado a un punto tal en el cual la vida para algunas personas sería inconcebible sin un teléfono móvil, pero lo cierto es que, a pesar de todo, sigue siendo una invención relativamente moderna. Su utilización siempre ha generado argumentos a favor y en contra. Entre quienes se oponen, además de describir típicos casos de adicción, también se mencionan los posibles riesgos de salud debido a la radiación (no “radiactividad” como he visto escrito en alguna parte) que utilizan, ubicada en el rango de las microondas. Hasta el momento, todos los estudios realizados no han podido determinar de forma sólida ninguna relación directa entre la radiación de los móviles y casos específicos de cáncer o tumores, o un aumento en los mismos.
Un nuevo estudio publicado el martes pasado por la doctora Nora Volkow en el Periódico de la Asociación Médica Americana, muestra que las regiones del cerebro más cercanas a la antena del móvil son más sensibles a la radiación electromagnética, determinado a través de un aumento en la actividad de dichas regiones. Pero algo que debe quedar definitivamente en claro es que el estudio no especifica ninguna clase de riesgo en la salud de los usuarios de móviles. La prueba contó con la participación de 47 personas, todas ellas adultas, durante dos días. El primer día, los participantes tuvieron dos móviles a cada lado de sus cabezas, completamente apagados. En el segundo día, uno de los móviles fue encendido (el del lado derecho), pero los participantes no sabían cuál de los dos era. En ninguno momento se realizaron llamadas o se habló, sino que la prueba sólo se concentó en estudiar la posición de los móviles y la actividad cerebral.
El resultado fue un incremento en la actividad cerebral en la zona cercana al móvil encendido entre un ocho y un diez por ciento. Otros estudios similares en Suiza detectaron un aumento en el flujo sanguíneo en las zonas cercanas al móvil, otra señal de actividad cerebral. Ahora, si bien la mayoría de los expertos considera que el descubrimiento es interesante, de ninguna forma indica un riesgo directo para los usuarios, y para llegar a determinar eso serán necesarios muchos más estudios. Por otro lado, en caso de que esta exposición no sea nociva, podría ser de hecho beneficiosa. De acuerdo a las mismas palabras de la doctora Volkow, si no hay efectos negativos, un móvil podría utilizarse como método de tratamiento para estimular regiones del cerebro en pacientes que así lo requieran, como por ejemplo, quienes sufran cuadros de depresión.