Un nuevo estudio sobre los efectos del cambio climático ha determinado que el calentamiento de los océanos podría causar una inclinación del eje de la Tierra. Si bien desde hace algún tiempo se especulaba con esta posibilidad, siempre se creyó que no sería un problema que debiésemos enfrentar pronto. Pero un trabajo publicado en Geophysical Research Letters da cuenta que nuestro planeta modificaría su inclinación en el próximo siglo y que, incluso, esto podría modificar la duración del día.
Estamos acostumbrados a que la Tierra gire sobre un eje imaginario, que tiene una desviación de unos 23,5 º respecto de la vertical. A pesar de que a lo largo de nuestras cortas vidas esto siempre ha sido así, lo cierto es que esta inclinación ha ido variando a lo largo de la historia de nuestro planeta como respuesta a los cambios en la distribución de la masa en la Tierra. Felix Landerer, del Jet Propulsion Laboratory de la NASA en Pasadena, California, explica que “la Tierra es como un trompo, y si se pone más masa en un lado u otro, el eje de rotación se modifica.”
Los científicos saben desde hace tiempo que los cambios climáticos modifican de forma casi imperceptible la inclinación del eje de la Tierra. El polo norte del planeta, por ejemplo, se está desplazando lentamente en dirección hacia la línea de longitud 79 ° W, que pasa a través de Toronto y Ciudad de Panamá, a un ritmo promedio de unos 10 centímetros al año. Esto se debe principalmente a la redistribución de masas provocada por la pérdida de las capas de hielo que se encontraban sobre grandes regiones de América del Norte, Europa y Asia.
El calentamiento global origina, entre otras cosas, el derretimiento de los hielos polares. La afluencia de agua dulce, que se desprende de estos hielos antaño considerados “eternos”, también contribuye a que el planeta modifique su inclinación. Landerer y sus colegas han calculado que la fusión del hielo que cubre buena parte de Groenlandia es responsable de aproximadamente el 26% de la tasa anual del inclinamiento del eje terrestre. Además, sus modelos prevén que esta tasa aumentará significativamente en los próximos años.
El equipo de científicos calcula que los océanos, calentados por el aumento de los gases de efecto invernadero, también pueden contribuir con su granito de arena en la modificación del eje de giro de nuestro planeta. Esto se contradice con algunos estudios previos que sugerían que el crecimiento de los océanos no produciría un gran cambio en la distribución de la masa de la Tierra. Para realizar su trabajo, los investigadores construyeron un modelo basado en los cambios que se producirían si las (moderadas) proyecciones efectuadas por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático —básicamente, la duplicación de los niveles de dióxido de carbono a lo largo del Siglo XXI— se convirtiese en realidad.
Los resultados muestran que, a medida que los océanos se calienten y se expandan, más subirá el nivel de los océanos, inundando las tierras bajas que rodean las grandes masas de agua terrestres. En algún momento del siglo próximo, este sutil efecto causará que el polo norte del eje de rotación de la Tierra se desplace aproximadamente 1,5 centímetros por año en la dirección de Alaska y Hawái. Será un cambio gradual. “El polo no va a alejarse de una forma loca”, señala Landerer, añadiendo que no debería producir grandes cambios en el clima de la Tierra.
“Los océanos absorben al menos el 80 por ciento del calor que provocan los gases de efecto invernadero”, explica Landerer. Maik Thomas, del Centro Alemán de Investigación de Geociencias de Potsdam, que no participó de este estudio, dice que el nuevo trabajo modifica las teorías anteriores. “Hasta ahora, la gente creía que las variaciones de nivel causados por los cambios de temperatura del océano no contribuían al movimiento de los polos, pero ahora parece que se trata de un efecto que debe ser considerado.” Thomas es cauto, y señala que es poco probable que el movimiento de los polos, a su vez, provoque otra subida del nivel del mar, desatando un fatal circulo vicioso.
Como efecto colateral, las consecuencias de esta redistribución de masas también podrían afectar a la velocidad de la rotación de la Tierra. Landerer y sus colegas demostraron la “migración de masas” hacia latitudes más altas podría provocar que el planeta gire más rápido, de la misma forma que un patinador gira más rápido cuando pone los brazos junto a su cuerpo. Si esto ocurre, dejaremos de tener días de 24 horas. Mientras no nos aumenten las horas de trabajo…