Según un estudio realizado en varios ambientes laborales, las personas atractivas ganan un 12% más que las personas poco agraciadas.
Para varios de nosotros esto no es sorpresa, pues muchos podremos haber percibido esa preferencia en el trato hacia quienes gozan de belleza física. ¿Por qué a esa rubia escultural siempre le dan todos los reportes a tiempo mientras uno tiene que andar rogando por ellos? Pues porque es bonita, punto. Los científicos nos dan la razón: la apariencia influye más que el rendimiento en muchas ocasiones.
El estudio – mostrado en la Universidad de California – consideró tres grupos de personas de acuerdo a las percepciones generales de atracción física, y se observaron las conductas laborales y los diferentes salarios. Las personas de apariencia promedio ganaban un 7% menos que los más atractivos, en tanto los feos ganan un 12% menos.
Lo que revelan las investigaciones es que las personas atractivas son percibidas como más cooperativas que el resto, ya que les es más fácil hacer que su entorno coopere con ellos (y entre ellos) y que son menos egoístas que la gente promedio. El entorno percibe a los atractivos como gente más servicial, por lo que son consistentemente juzgados y tratados de forma más positiva que los demás. "La gente hermosa tiende a ser más exitosa en equipos porque los otros miembros suelen ser más cooperativos en presencia de gente atractiva" dicen los investigadores, "La buena apariencia genera lo que los científicos sociales llaman el efecto de halo: Porque alguien es atractivo, se le asignan otros atributos positivos que no tienen nada que ver con la apariencia".
Claro que esto sólo funciona cuando la gente atractiva realmente aprovecha su posición, de lo contrario, nosotros -los promedios– tenemos la oportunidad de brillar con nuestro esfuerzo y talento. Pero también tendrás que esforzarte si quieres resaltar, y darte cuenta que – más allá de lo que dios te ha dado – tu apariencia depende mucho de como la trates. Como aconseja Catherine Kaputa, debes poner atención en tu forma de vestir: la elegancia y tono adecuado siempre son mejor vistos y valorados. Luego cuida tu pelo – y maquíllate sin exceso si eres mujer – y no olvides algún accesorio de moda. Vigila tu postura (siempre estate derecho), tu tono y expresiones al hablar, y quizás consigas ese aumento que buscabas. Pues el mundo de los negocios es más un concurso de belleza que de capacidades y talentos y, cuanto antes lo aceptemos, más fácil nos será avanzar.